Si uno reflexiona por un instante acerca de que el mundo es uno solo, y tiene que ser para todos, entonces tendría que convenir en que la distancia abismal que hoy se marca entre ricos y pobres, tendrá que cerrarse en algún instante del tiempo…
Si convenimos, también, en que “cada día los ricos son más ricos y los pobres más pobres”, con un ítem, que, en términos cuantitativos, cada día los pobres son más y los ricos menos, la suerte tendrá que darse del lado de los pobres, puestos contra la espada y la pared, el punto ese en que no hay ningún tipo de escapatoria ni manera de evitar el conflicto. O sea, hay que elegir sí o sí, y, seguramente, en esa elección alguien tendrá que salir perdiendo.
Ese es el tema central de mi última columna en Wall Street International (WSI) que, ojalá, les resulte interesante.
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