Uribe a la oposición

19.10.2010 02:42

 

Ver para creer: el mayor opositor que a la postre le puede surgir a la administración Santos proviene en ciernes del ex presidente Uribe. A Santos le puede pasar con la U lo que a Uribe con el Partido Liberal que, saliendo de sus entrañas, se convirtieron en enemigos acérrimos. Al punto que Uribe “juró” acabar con el liberalismo y, de no ser por la mano que le acaba de tender Santos, el “Glorioso” estaría en estos momentos en coma.

Pero así es la política. El liberalismo no sólo va surgiendo de sus cenizas, sino que en este momento domina la agenda legislativa de la Administración Santos con banderas que fueron ondeadas en la campaña de su candidato, Rafael Pardo Rueda, como la Ley de Tierras, la de Víctimas y la de reforma a la Salud.

Quizás, esa resurrección liberal, es la que tiene tan incómodo al ex presidente Uribe que ni siquiera descansó de su largo mandato de ocho años, para volver al ruedo de la brega política. Su intemperancia e inconfundible liderazgo en la conciencia más ortodoxa del país, le van a hacer muy difícil el mandato a Santos.

El presidente del Congreso, Armando Benedetti, un uribista “pura sangre” admite que a su Jefe le molestan muchas cosas de las leyes sobre Tierras y Víctimas que está impulsando en el Congreso la administración Santos. Y más que la administración Santos, el ministro del Interior, Vargas Lleras, con quien Uribe parece haber partido cobijas para jamás volver.

En torno a  las urticarias legislativas del ex presidente, Benedetti le dice a María Isabel Rueda en El Tiempo:

(…) “La verdad es que Uribe sí tiene reparos de fondo sobre la Ley de Tierras y la de Víctimas... En la de Tierras no le gusta esa junta que se va a crear para que se encargue de decir quién tiene o no los requisitos para hacer reparación y restitución. Le molesta que se vayan a crear muchos jueces agrarios, porque eso aumenta la burocracia judicial. Le molesta la indefinición del período en el cual se va a hacer operar la condición de víctima. Le molesta el tema de la responsabilidad de los agentes de Estado y le preocupa el tema de cuánto puede costar eso. A mí también. La desilusión al final podría ser grande”.

Claro, diría Perogrullo, que le tiene por qué molestar todo eso. Uribe, lo reconoce el mismo Benedetti, es un terrateniente de estirpe –y además paisa- que tiene una visión muy latifundista de la tierra.

 

 

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