UNIDAD VERSUS IDENTIDAD
15.08.2020 11:22Tesis, antítesis y síntesis
“Ahora sí entiendo por qué hablan de revolución”
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Reflexión El Satélite
Envía: REDGES
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Unidad nacional es un concepto eminentemente político globalizado que tiende a confundirse con identidad nacional. La unidad nacional vive permanentemente en mutación al vaivén de las circunstancias políticas: “Sólo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias”, dijo el expresidente Santos hace 10 años. En cambio, la identidad nacional, anclada a la actividad social de los seres humanos en la que se encuentran inmersos, su evolución es imperceptible en periodos cortos.
En este orden de ideas, el artículo 188 de la CN encierra una premisa políticamente imposible al preceptuar que “el Presidente de la República simboliza la unidad nacional…”. Un Presidente puede más bien simbolizar la identidad nacional, al ser fruto de una cultura sociológica determinada, antes que la unidad nacional, pues, esto conllevaría una sola ideología impuesta y sostenida a su arbitrio por el partido o coalición política que lo eligió. Eso sería propio de regímenes totalitarios. Fue lo que explotó en la antigua URSS en 1989.
Si unidad es la propiedad que tienen las cosas de no poder dividirse ni fragmentarse sin alterarse o destruirse, como la unidad física de un país o un acuerdo entre partes, un solo opositor político rompería la unidad, es decir, el símbolo, y al Presidente no le quedaría otra que eliminar al opositor para restablecer la unidad, acorde con la CN.
Macabramente, en el fondo, es lo que ha venido sucediendo en la historia política de Colombia desde la independencia. Pero, para no remontarnos 210 años atrás, partamos de Gaitán (1948), y contemos los más notorios crímenes de opositores a la clase política gobernante: se podría concluir que vivimos una ‘unidad nacional’ bañada en sangre.
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