UN PROPÓSITO DE ENMIENDA
05.07.2013 01:53Hizo curso en el país la copia de planes de ordenamiento territorial (POT), entre municipios medianos y pequeños por parte de empresas “especializadas” y asesores “técnicos” que suscriben jugosos contratos con los alcaldes amigos que ni siquiera revisan, y muchos ni entienden.
El plagio se ha denunciado en algunas partes pero, a raíz del escándalo armado en torno al POT de Villavicencio, la Procuraduría General ha decidido tomar cartas en el asunto y, ¡ojo! que aquí puede encontrarse con un iceberg.
De momento se ha dicho que la revisión se extenderá a 800 municipios, es decir, cerca de la mitad de las administraciones locales sobre las que se tienen serios indicios de plagio.
Más allá de lo que se configure como delito de plagio, esos seudoexpertos están cometiendo un delito social, claro, en connivencia con las administraciones que deciden implantar en sus territorios unos modelos de desarrollo no aptos, o por lo menos insuficientes, a sus propias necesidades.
Y por eso es que los planes de desarrollo, concebidos en el ordenamiento urbano del país para darle consistencia a la vida municipal, se han convertido en unos petardos esotéricos que ni se aplican ni se cumplen, no al menos en sus diseños esenciales.
Esta investigación de la Procuraduría General debiera servir no solo para sancionar a unos cuantos “copietas”, sino para presionar a las actuales administraciones (alcaldes y concejos) a hacer un esfuerzo mental por rediseñar unos POT acordes con las necesidades propias de sus respectivas poblaciones.
Como ya no se pueden echar atrás algunas normas que se han dictado a la luz de estos paquetazos, por ejemplo, en cuanto a la subdivisión del territorio en zonas rurales, de expansión urbana, centros poblados, parques industriales, polígonos mineros, alto riesgo y demás, al menos que se le ponga orden a lo ya establecido y, por supuesto, en aquellos casos en donde sea posible enmendar los errores, adelante.
En el caso muy concreto de los municipios vecinos a Bogotá (y en general a todas las capitales de departamento), ya lo advertíamos a raíz de los problemas que se han confrontado en torno al POT de la capital, los planes deberían diseñarse en consenso, si fuera posible, o al menos, “sin pisarse las mangueras” entre unos y otros porque, por mucho que nos esforcemos en ir en contra del ordenamiento preestablecido por la naturaleza, tarde o temprano Ella nos corregirá a la fuerza y con fuerza, como siempre ha sido.
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Fin de folio: Aquí, en la Sabana de Bogotá, el problema no es entre Santos-Petro o entre Petro-Cruz (el gobernador), sino entre 10 millones de personas, por lo menos, que pueblan las tierras del Gran Bochica.
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