UN FISCAL A LA CARTA
02.02.2020 06:15UN FISCAL A LA CARTA
-- No se le pueden pedir peras al olmo, reza el adagio, y la Fiscalía parece ese viejo olmo bajo el cual estamos esperado peras a cada primavera: van 9 y nada.
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Octavio Quintero
@oquinteroefe
El Satélite/REDGES
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El nuevo fiscal, Francisco Barbosa, el noveno que llega en propiedad, arranca mal. Si su propósito, como dijo de entrada, era rescatar la imagen de la Fiscalía, acaba de fallar en dos materias graves, frente a la opinión pública: 1. Desechar que el asesinato de líderes sociales (280 en el último año) pueda ser un proceso sistematizado y calificarlo de “asunto aleatorio” y, 2. Mostrarse acorde con el retorno a la fumigación aérea de cultivos de coca con glifosato, un veneno de regreso en todo el mundo, inclusive como componente de productos químicos de frecuente uso en labores agrícolas.
No causa sorpresa las posturas de entrada del nuevo fiscal, pero sí mayor desaliento ver que, por algún subterfugio politiquero, una Corte en agonía ella misma, en un raro estertor de unanimidad, elije a un acápite activo del partido de gobierno (Centro Democrático) y de las entrañas mismas del Presidente, en momentos en que ese fiscal tiene que activar procesos en contra del jefe máximo de ese partido, el expresidente y senador, Álvaro Uribe, y del mismo presidente en ejercicio, acusado de corrupción, no desechada judicialmente aún, en el caso Odebrecht.
Nadie pide, por supuesto, que el fiscal general de la nación sea un calificado enemigo del presidente, y ni siquiera contradictor político. Pero es que, una cosa es la amistad y otra, bien distinta, el amiguismo; una cosa es ser afín político y otra, agitador partidista. El señor Barbosa es, para decirlo en términos coloquiales, de las entrañas de Duque y militante activo del Centro Democrático. Su más reciente hoja pública en uno y otro caso confirma el aserto.
Qué garantías, por ejemplo, puede tener la oposición al régimen cuando el hoy fiscal afirmó en una columna de El Tiempo, días antes de la elección de Duque, que, uno de los principales objetivos era “impedir que Gustavo Petro, populista y exadalid del régimen chavista pretenda cambiar el rumbo del país…”. Este fiscal, con este concepto, jugará papel protagónico en las elecciones del 2022 donde, seguramente Petro volverá a ser el candidato presidencial que quiere cambiar el rumbo de este país.
Si recordamos que una vez renunciado Martínez Neira lo primero que hizo Duque fue derogar el decreto que establecía concurso de méritos para la elección de fiscal general, y lo cotejamos con el proceso que desemboca en nuevo fiscal, entendemos lo protervo de la decisión presidencial de entonces. Es tan obvio que, no se diga más…
Ha llegado a la Fiscalía un capitán que, de entrada, se pone de espaldas a la realidad del país, bañado sistemáticamente en sangre de líderes sociales y reinsertados “aleatoriamente”, según dice, y empecinado en continuar con el envenenamiento del medio ambiente, haciendo imposible la vida (literal) animal y vegetal. Ha llegado quien seguirá denegando justicia social y, para el caso, jurídica, ésta que bordea una impunidad casi total.
La calle y las urnas en 2022 es la única opción que le deja el régimen a la sociedad.
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