Todo bien...

27.11.2012 07:46

 

No renuncio, y si me echan, no acepto

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El abuso de poder es un delito que, en cabeza de funcionarios públicos, implica su destitución e inhabilidad para desempeñar en el futuro, por cierto tiempo, nuevos cargos en la función pública.

Abusa del poder quien, en razón de su cargo o posición, excede sus potestades o derechos.

El allanamiento que la Superintendencia de Industria y Comercio realizó recientemente a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, fue la última explosión de unas tensas relaciones que se mantienen entre los gobiernos nacional y distrital por cuestiones politiqueras cargadas de intrigas y bajezas.

En el acto hubo abuso de poder. Ahora no basta con que el presidente Santos le haya tirado las orejas al mandamás de turno en esa Súper. Tiene que haber consecuencias, porque eso es lo que está dañando la administración pública: que nadie responde a posteriori por nada. Al mejor estilo de “el mundo sigue su marcha”, en Colombia pasa de todo sin que pase nada.

Perdimos la batalla jurídica ante la Corte de la Haya y la salida más expedita va a ser retirarnos del Pacto de Bogotá que, en términos figurados es como “echarle palo al nido donde la perra se ha peído”. Hubimos un Presidente reelegido mediante aberrante delito de cohecho, y la Corte Constitucional halló en derecho el torcido. Las EPS se roban los recursos de la Salud y el sistema sigue con algunos afeites. La sociedad civil logra desenmascarar una escandalosa reforma a la justicia, en cuyo trámite se practicó una auténtica asociación para delinquir entre las altas Cortes,  el Gobierno y el Congreso, y como dice la cita de Bertol Brecht: “la perra que la parió anda otra vez en celo”. Se expiden reformas laborales para producir más empleo que no producen empleo; reformas tributarias para mayor equidad que son abiertamente inequitativas; reformas educativas para avanzar en la universalización de la educación que son puentes a la privatización de la educación. Son abusos de poder, abusos de autoridad y… “el mundo sigue su marcha.

Quizás Petro se sienta muy contento con el resultado de la reunión con Santos en los términos de los cuatro puntos que profusamente divulgan hoy los medios: Aseo, endeudamiento, ejecución de los corredores férreos y renovación urbana.

Pero el foco del conflicto –la politiquería- volverá como las oscuras golondrinas otra vez sus nidos a poblar.

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Fin de folio: al oído del Súper de Industria y Comercio; de la Canciller y de Gina, entre otros, recordemos ese viejo dicho, en son de burla, que tenían los funcionarios públicos hace algunos años: “Yo no renuncio, y si me echan no acepto”. Nunca pensé que semejante chiste llegará a ser cierto con el correr del tiempo.

 

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