TARJETA AMARILLA

22.05.2019 11:13

 

La polarización política 

nos oculta un oscuro 

panorama económico

 

Si seguimos como vamos, la conmoción no vendrá por la desinstitucionalización orgánica, sino por un crack económico

 

Jorge Vergara Carbó

Edición: REDGES

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Seguimos creciendo por debajo del potencial de la economía. Tuvimos un crecimiento del 2,8% del PIB, cuando todos los analistas y el FMI habían proyectado un 3,2%.

El crecimiento lo jalonaron los sectores:

  1. Minas y Canteras, 5,3%;

  2. Actividades Financieras y de Seguros, 5,5%;

  3. Comercio, 4,0%;

  4. Información y Comunicaciones, 3,9%;

  5. Industria, 2,9%; y,

  6. Agrícola, último, con un crecimiento de 1.4%.

- En cuanto al sector Comercial, es posible que para el segundo trimestre baje, ya que la confianza de los consumidores en abril ha caído un 9%, tendencia que se mantiene.

- Sobre el sector Industrial, llama la atención la caída de -5,6% de la Construcción (seguimos negando la burbuja inmobiliaria).

Preocupante es el aumento del desempleo, el cual en este primer trimestre ha estado por encima de dos dígitos, quedando en el 10,8%. Otros indicadores son:

  1. Inflación baja del 3,4%;

  2. Deuda pública del 49% del PIB;

  3. Déficit fiscal del 3.1%, el cual se tiene proyectado en el 2.7% para este año y en 2.3% para el 2020;

  4. Déficit en cuenta corriente proyectado este año en 3,9% y el entrante en 3,8% del PIB.

Prevemos que la meta fijada para el déficit fiscal en el 2020, no se podrá cumplir debido a que los ingresos del Gobierno central disminuirán por la rebaja en el impuesto a la renta. Esto generará problemas de financiación por el incumplimiento de la regla fiscal. En cuanto al déficit de cuenta corriente, éste depende, en gran parte, del monto de la inversión extranjera que llegue al país y del flujo de capitales que sale por diversos motivos.

El barril del petróleo Brent, podría cerrar en promedio el año en US$73, y se estima que el precio en el 2020, bordeará los US$70 dólares, o menos. Con relación al carbón, de US$87/ton, a finales del año pasado, ha bajado a US$ 57,55.

La devaluación del peso frente al dólar ($3.343, al momento de cerrar la información), ciertamente favorece a los exportadores, pero afecta a los importadores y a quienes están endeudados con el exterior, principalmente al Gobierno central, que tiene que desembolsar mayores recursos para honrar sus compromisos crediticios, con el agravante de que se acabó la tendencia mundial de tasas de intereses bajas y flujos de capital hacia los países emergentes.

Para el año entrante, la situación será peor, debido a que el déficit Fiscal aumentará por la baja en los ingresos del Gobierno central por la disminución de los impuestos, especialmente el de la renta; el bajo precio del petróleo y el carbón y el aumento en el pago de la deuda externa por la depreciación de la moneda.

Si bien, el presidente Duque manifestó recientemente que el crecimiento de la economía este año se sostenía en el 3,6%, creemos que eso no va a ser posible, porque, hoy existe mucha incertidumbre en el país. No se siente la mano del Gobierno. Seguimos atacando la paz, lo único que nos permitirá crecer en el futuro, pero el Gobierno, con su partido político Centro Democrático, está empeñado en acabar con ese proceso, cueste lo que cueste. Ante este oscuro panorama, es difícil que la economía crezca al 3,6%, como aspira el presidente Duque.

 Igualmente, no hemos sido capaces de disminuir la corrupción imperante a todo nivel, con una Fiscalía conectada con la corrupción, incapaz de sancionar a los culpables de recibir coimas de Odebrech para financiar campañas políticas; a los de Reficar, Navelena, de la Salud y el PAE (Programa de Alimentos Escolares), entre otros mil millonarios robos de cuello blanco. Solo se dedica a perseguir a los alcaldes y gobernadores que piensan diferente al régimen, acompañado de una justicia cuestionada por lo del “Cartel de la Toga”, que no funciona, viciada en todo sentido. No hemos sido capaces de aprobar una reforma a la justicia y, para rematar, aprobamos un plan de desarrollo con 337 artículos, donde hay de todo como en botica, de tal forma que es probable que, al examinarlo la Corte Constitucional, lo declare inexequible, al igual que la Ley de Financiamiento demandada por el excandidato presidencial, Germán Vargas Lleras.

Lo paradójico es que, frente a estos nubarrones, seguimos empeñados en una polarización política en torno al proceso de paz; al normal funcionamiento de la JEP; el desconocimiento e irrespeto a los partidos de oposición; el alto grado de corrupción con una justicia inoperante y cuestionada por la población. Mientras los Órganos de Control estén en manos de los gobiernos de turno y sus aliados (central, departamentales y municipales), nunca acabaremos con la corrupción.

 

 

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