Salomón Kalmanovitz

13.08.2012 07:03

Su columna en El Espectador.-

Nota de El Satélite: Lea esta columna y, allá donde usted no sepa cómo lo hicieron ponga el signo $.

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Otro parque privatizado

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En tiempos lejanos Bogotá concedió en comodato al Gimnasio Femenino

más de la mitad del parque del barrio Patiasao, en el norte de la

ciudad.

 

Una demanda para que devolviera el predio duró 32 años en un juzgado

que recientemente la revivió para declararla inconducente. Colsubsidio

adquirió la construcción de interés cultural y el predio para

establecer su colegio, conociendo que estaba en medio de un lío legal,

o sea a bajo precio.

El 28 de diciembre de 2007 Fernando Rojas, secretario de Planeación

del alcalde Luis Eduardo Garzón, tres días antes de terminar su

mandato, cambió el uso del suelo del colegio usurpador para que se

pudiera edificar allí un conjunto residencial, aduciendo que ese uso

dotacional no tenía carácter permanente. En 2010 Colsubsidio se asoció

con la organización Pedro Gómez, quien solicitó licencia a la curadora

urbana N° 4, Nohora Cortés Cuéllar, para edificar tres torres de ocho

pisos, a pesar de que las normas prohíben tal altura en un perímetro

de 500 metros alrededor de la carrera séptima. El parque está a sólo

180 metros de la arteria vial.

Los vecinos solicitan la intervención de la Sociedad de Mejoras y

Ornato de Bogotá, que presenta varias objeciones a la licencia: el

proyecto contraría el Plan de Ordenamiento Territorial vigente,

apropia “un bien de uso público de 1.156 metros cuadrados”, hace

demoler un bien de interés cultural (hecho cumplido), se superan las

alturas permitidas, las tres torres no cuentan con aislamientos entre

ellas y los sótanos se hacen contrariando las normas, de tal manera

que el “30% del área total sería ilegal”. No obstante, la licencia es

graciosamente concedida.

Los vecinos interponen entonces una tutela que ganan en dos

instancias, pero misteriosamente y sin jurisprudencia alguna que la

respalde, la Corte Constitucional la acoge para fallarla en última

instancia. El litigante que defiende a Pedro Gómez y Colsubsidio es el

exmagistrado de la misma Corte Manuel José Cepeda, conocido por haber

sido el ponente de la primera reelección de Álvaro Uribe. Se le

recuerda por su célebre afirmación de que el cambio en la Constitución

causado no afectaba el equilibrio entre los poderes públicos.

Las cajas de compensación familiar constituyen una figura extraña

inventada por gobiernos conservadores, mediante la cual se concede a

una figura cercana al régimen una lluvia de contribuciones de los

trabajadores de las empresas que deben afiliarse por ley a ellas. Las

cajas entonces destinan recursos a establecer almacenes, colegios,

clubes y hoteles, más adelante se tornan en prestadoras de salud y

recaudadoras de las contribuciones a la salud y a las pensiones.

Aunque administran recursos públicos, no son vigiladas por la

Contraloría General de la Nación, sino por una débil Superintendencia.

Las cajas han fracasado en sus aventuras comerciales, pero los lotes y

las construcciones de todas sus actividades se van valorizando en la

medida en que la tierra en Bogotá se hace cada vez más escasa.

Colsubsidio cuenta con tres colegios propios y ahora se hace evidente

que puede acceder adicionalmente a la plusvalía urbana, contra su

presunta vocación de fundación sin ánimo de lucro.

En el caso de Patiasao, se intenta construir sobre la base de venta de

$10 millones el metro cuadrado terminado y Colsubsidio puede recibir

unos $3.000 millones por un predio que algún día fue de todos los

ciudadanos de Bogotá. La Corte Constitucional tiene la palabra.

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