QUE PROSIGA EL DESBLOQUEO

16.06.2021 14:39

QUE PROSIGA EL DESBLOQUEO

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Hay que desbloquear también la vida de muchos colombianos, comenzando por los jóvenes. La única manera de salir de la crisis social es inyectándole más democracia a la poca que existe, y más protección a los pocos derechos que en realidad disfrutamos.

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Jaime Araujo Rentería

Edición: Octavio Quintero

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Las personas, como los pueblos, debemos hacer un alto en el camino con el fin de reflexionar sobre lo hecho y por hacer en la vida. 

Los días de protesta social que hemos vivido en Colombia deben llevarnos a reflexionar sobre nuestro futuro común, y esta reflexión, para que sea fructífera, tiene que hacerse sobre todos los temas, en especial, desde los derechos humanos, ya que un Estado Social de Derecho, como el nuestro,  no se mide nominalmente, sino por la cantidad de derechos que realmente disfruten sus ciudadanos.

Sea lo primero señalar algunas reglas sobre los derechos:

1. Todos los derechos son igualmente importantes y, en consecuencia, es un equívoco creer que hay unos más importantes que otros. Y, la razón es muy simple: todos son derechos que en cada persona forma una unidad inescindible; una totalidad inseparable, y esto mismo se refleja en sus derechos y en la manera de interpretarlos, a la luz del principio de indivisibilidad que obliga a considerarlos de manera integral, como una unidad. Como cada ser humano forma una unidad, así también sus derechos, todos son igualmente importantes y necesarios: los civiles, políticos, económicos, sociales y culturales; la paz y el medio ambiente sano; la dignidad humana; etc.

2. Los derechos son universales, pues, siendo inherentes a los seres humanos, debe aplicarse a todos, en cualquier lugar y tiempo.

3. La protesta social masiva, que constituye un derecho reconocido en el mundo democrático, concurre con todos los otros derechos que tienen los ciudadanos, y todos deben ser disfrutados simultáneamente… Por eso es posible que se pueda ejercer la protesta social, que implica, necesariamente, la libertad de conciencia, de opinión, de manifestación y de reunión;  y simultáneamente, por ejemplo, el derecho de huelga laboral.

4. Es importante señalar que quienes ejercen sus derechos lo hacen físicamente, en un lugar concreto y tiempo determinado y que, por tanto, pueden ocasionar algunas molestias.

Teniendo claro esto, la pregunta siguiente que debemos hacernos es, si todos los efectos de una protesta social (pérdidas de vidas humanas y económicas), nos van a servir para avanzar en la consagración de los derechos que nos faltan y hacerlos efectivos a toda la comunidad, o si, por el contrario, vamos a retroceder. 

No son pocas las voces que proponen acabar con la protesta social y los derechos que le son consustanciales: la libertad de conciencia, de opinión, de manifestación y de reunión. O, peor aún, las que proponen el sometimiento violento de quienes protestan pacíficamente, incluyendo su criminalización, su desaparición y la eliminación de sus vidas.

Otros, al contrario, consideramos que la manera de resolver la crisis no es restringiendo o eliminando los derechos que ya tenemos, sino que se necesita otorgar más derechos y garantizar su ejercicio. Ninguna crisis social se ha resuelto en el mundo solo a punta de represión.

Nos encontramos muy lejos de quiénes, frente a la crisis actual, proponen retroceder en los derechos y no quieren comprometerse ni con los derechos presentes ni con los derechos futuros; y nos encontramos mucho más cerca de quiénes proponen, para salir de la crisis, que se respeten los derechos ya existentes; que se permita el ejercicio de los mismos y se concedan nuevos derechos.

En esa dirección observamos muchas propuestas que luchan por los derechos; que propone el respeto la ampliación y el ejercicio de los ya existentes; que se concedan nuevos derechos. Dentro de esa multiplicidad de propuestas que se hacen, especialmente desde la sociedad civil, queremos resaltar la del movimiento, Plan Salida, del que forman parte dirigentes de la sociedad civil como Elizabeth Mchugh, que no solo critica la injusticia social, sino que busca salir de la crisis con propuestas a la luz de los Derechos Humanos, proponiendo la ampliación de la democracia económica y social, comenzando por un referendo constitucional, con varios temas, empezando con un estudio juicioso que ha hecho sobre el tema agrario de Colombia; tema que está indisolublemente ligado a la cuestión de la paz y de la guerra en Colombia.

Es evidente que algunos sectores no están dispuestos a dialogar y mucho menos a realizar pactos y compromisos a favor de los derechos; es claro que no están dispuestos a comprometerse alrededor de los derechos para evitar el reproche jurídico y moral, cuando incumplan lo que unilateralmente han ofrecido como dádiva, propina o limosna a los ciudadanos como, por ejemplo, la educación gratuita transitoria, sólo para los extractos 1, 2 y 3, o las posibilidades de empleo para los jóvenes.

Sobre esto hay muchas cosas para discutir: 1). No deben existir estratos sociales discriminatorios, pues, si todos tenemos la misma dignidad humana, todos tenemos el mismo status social y jurídico y, por tanto, iguales derechos. 2). El derecho a la educación, incluida la universitaria, debe ser de todos los jóvenes colombianos, independientemente de las condiciones económicas en que hayan nacido. 3). Los derechos no se mendigan, y por lo mismo, existe una distancia sideral entre dar limosna y reconocer derechos. Quien tiene un derecho, lo tiene por siempre y puede exigirlo; a quien se le da limosna, no puede reclamarla, y en cualquier momento la puede perder ya que no existe una obligación jurídica para reclamarla.

Los jóvenes, por ejemplo, tienen bloqueado su derecho a la educación y sienten que los detentadores del poder político, comenzando por el Congreso y el Gobierno, les niegan la educación al no consagrarla como un derecho universal en todos los niveles…

Los colombianos sienten todos que su derecho a la salud está bloqueado y que esa falencia ha quedado al desnudo con la pandemia…

Muchos colombianos, de todas las edades, y especialmente los jóvenes, sienten que tienen bloqueado su derecho al trabajo…

Los colombianos sufren y sienten que su derecho a la vida está bloqueado, condenados a vivir una vida miserable, precaria y sin ningún futuro.

Estos días de Paro Nacional debe servirnos para entender que el bloqueo que mantenemos contra los derechos humanos de la inmensa mayoría de colombianos, fue el detonante de la explosión social que los indujo a montar bloqueos materiales para que nos diéramos cuenta de que ellos se encuentran bloqueados en lo más profundo de su ser: en el fondo del alma.

Como corolario de nuestro proceso social reciente, consideramos que la única manera de salir de la crisis es inyectándole más democracia a la democracia, y más derechos a los derechos, para que, en el futuro próximo, se desbloquee la vida de muchos colombianos, comenzando por la de nuestros jóvenes que están haciendo uso de su derecho legítimo a la protesta social. 

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Jaime Araujo Rentería

Junio 2021

 

 

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