La desigualdad extrema está fuera de control. Cientos de millones de personas viven en la pobreza extrema mientras las élites más ricas reciben enormes ganancias. Nunca ha habido tantos milmillonarios, y su riqueza ha alcanzado un récord histórico. Mientras tanto, las personas en mayor situación de pobreza del mundo se han empobrecido aún más.
Numerosos Gobiernos están alimentando esta crisis de desigualdad al conceder enormes beneficios fiscales a las grandes empresas y las personas ricas mientras siguen sin financiar adecuadamente servicios públicos básicos, como la salud y la educación.
Las personas en situación de pobreza son quienes se ven más afectadas por estas políticas. Los costes humanos son enormes, y son las mujeres y las niñas las que más sufren las consecuencias. A pesar de la enorme contribución que las mujeres y las niñas realizan a través del trabajo de cuidados no remunerado, son uno de los grupos que menos se benefician del sistema económico actual.
Esto tiene que cambiar. Y el cambio es posible.
Únete a nuestro movimiento para pedir a los Gobiernos que apliquen impuestos justos a las grandes empresas y las personas ricas y que inviertan en servicios públicos básicos que permitan a las mujeres y las niñas salir de la pobreza.
Pobreza extrema vs. riqueza extrema: ¿cúal es la magnitud de la desigualdad?
Un mundo más justo es posible
La creciente disparidad entre ricos y pobres está socavando la lucha contra la pobreza, dañando nuestras economías y fragmentando nuestras sociedades.
Pero la desigualdad no es inevitable, sino una elección política.
Los Gobiernos de todo el mundo deben tomar medidas urgentes para construir una nueva economía más humana que valore lo que realmente importa para la sociedad, en vez de alimentar una carrera sin fin por el beneficio económico. Una economía que ponga en valor el trabajo de cuidados que realizan las mujeres y las niñas, y no la riqueza de los milmillonarios. Una economía que funcione para todas las personas, y no únicamente para unos pocos afortunados.
Únete para pedir a los líderes políticos que inviertan en servicios públicos básicos y que apliquen impuestos justos a las grandes empresas y las personas ricas, y así velar por que todas las personas tengan empleos seguros que les reporten un salario digno. Es hora de luchar contra la desigualdad y de acabar con la pobreza de una vez por todas.