Octavio Quintero

13.06.2012 09:41

Detrás del voto en blanco

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Sospechas y memorias mías, con explicación al escepticismo

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La campaña por el voto en blanco en el Valle en la próxima elección de Gobernador, tiene dolientes. Es decir, es una campaña política como tantas otras. Cuando los electores vayan a las urnas, y voten en blanco este próximo primero de julio, asumirán, consciente o inconscientemente, una posición política. Eso es plausible y marca la diferencia del voto en blanco con la abstención.

No obstante, y con la salvedad de que alrededor de la política en Colombia se mueven tantos impredecibles y fantasmas que todo lo que uno diga o haga “puede ser usado en su contra”, yo lo que no entiendo de la campaña por el voto en blanco en el Valle, es… ¿Por qué, en el caso específico de los políticos reconocidos, no pusieron ellos mismos sus nombres a consideración de los electores con el fin de que la oferta electoral no quedara en manos de “los malos”.

Conociendo los intríngulis de la política en Colombia, puede uno sospechar con razón que detrás de su campaña por el voto en blanco, se esconde la intención de allanar su propio camino hacia una eventual nueva elección de los mismos con las mismas que en el pasado, precisamente por su mala gestión, llevaron al Departamento donde está.  

Yo miro al Valle como miro a Colombia en mi libro “La mentira organizada”: siempre nos hablan de cambio para que, como en el Gato Pardo, todo siga igual. Y si se precisa un ejemplo internacional, ahí tenemos a Venezuela… ¡Cómo despotrican de Chávez! Pero pocos se preguntan por qué llegó al poder: seguramente no fue por el buen gobierno de sus antecesores.

Si dentro de quienes promueven el voto en blanco en el Valle con muy válida aspiración de liderar un cambio desde el gobierno departamental, se asomaran caras nuevas; caras de gente proba, hastiada de los puercos, podría uno creer que, efectivamente, apareció la “Estrella de David” en el cielo de la democracia. .

Mientras tanto, déjenme seguir en este cuartel de escepticismo, relegado por las tantas frustraciones que a lo largo de mi vida y del ejercicio periodístico he acumulado, y créanme que a nadie más que a mí, le gustaría tanto salir de aquí.

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