Octavio Quintero

24.04.2012 07:50

 

El invierno arrecia y los pícaros también

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Cota, en el departamento de Cundinamarca, es uno de los municipios más afectados por la arremetida invernal que, en palabras del propio presidente Santos, volvió a cogernos con los calzones abajo, y sin calzoncillos, podría agregarse.

Pero para mayor tragedia, Cota también es uno de los municipios señalados por Colombia Humanitaria como de “incumplido”, pues no tiene documentos actualizados ante ese despacho y, por tanto, no puede recibir los auxilios destinados por el gobierno nacional para atender los desastres ocasionados por el invierno.

Y la razón por la cual Cota “no tiene papeles”, según reza la glosa puesta por Colombia Humanitaria al municipio, es porque en las pasadas elecciones, contra toda advertencia, sus habitantes eligieron un alcalde (Juan David Balcero) que tenía anunciada su destitución.

El municipio deberá enfrentar el próximo 27 de mayo unos nuevos comicios y “ojalá que corrija su rumbo para volver a ser dignos”, dice el abogado Libardo Rodríguez Leuro, el líder social que lucha por erradicar la corrupción política que se ha apoderado de esta población, virtualmente unida a Bogotá por el populoso sector de Suba.

En la misma situación de Cota andan (en Cundinamarca) los municipios de Villeta porque su alcalde, Hernán Alonso Moreno, suministró mal el NIT; San Francisco, Martha Libia Gaitán, no reporta su cédula; Girardot, no tiene papeles; Fómeque, Amaury Escobar Varela, no ha entregado a Colombia Humanitaria, el Acta de posesión.

Y de remate, según la denuncia puesta por el director de Colombia Humanitaria, muchos contratistas han desaparecido con los anticipos dados para emprender obras en numerosos municipios afectados.

Ya hemos señalado que en Colombia nos pasa lo que pasa porque aquí no funciona ningún principio de responsabilidad, no al menos para cierto tipo de llíderes políticos, funcionarios públicos y dirigentes empresariales que, pase lo que pase, la cosa no es con ellos y, más bien, con sorprendente frecuencia, se ven asecender en el reparto de las dignidades, los cargos y los billonarios contratos que reparte el Estado.

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Fuente: La Silla Vacía

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