Octavio Quintero

02.01.2013 18:07

 

Petro o el retorno de los brujos

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Petro podría ser el primer alcalde revocado en Colombia, dado que tiene a más de medio mundo encima. El alcalde de Bogotá se ha convertido en la pieza de caza más codiciada por una oposición política comandada por la misma casta política que rige los destinos del país en el ámbito de la Unidad Nacional.

 

Al cabo del primer año de gobierno de los mandatarios locales en que constitucionalmente se podría emprender una revocatoria de mandato, la oposición a Petro madrugo a presentar la petición ante la Registraduría Nacional del Estado Civil.

 

Nunca un alcalde en Colombia ha podido ser revocado en gracia a que en política, las cosas no se deshacen como se hacen. Un candidato puede llegar a ser alcalde con la mayor votación de todos los contendientes, así no corresponda a la mitad más uno de todos los electores. Pero para ser revocado, se requiere al menos la mitad más uno de todos los votos válidos registrados en la respectiva elección y no la mitad más uno de los votos que lo eligieron, que sería la lógica.

 

Volvamos al ejemplo Petro: elegido con 723.000 votos, que representaron un poco más del 32 por ciento del total de los votos emitidos, se requiere al menos del 40 para que la Registraduría acepte abrir la revocatoria, es decir, un poco más de 289.000 firmas que, por supuesto, deben ser muchas más por aquello de las anulaciones que pueda ordenar la Registraduría por distintos motivos.

 

Pero, aquí viene el quid del asunto: para que la revocatoria prospere, los votos emitidos en la respectiva jornada electoral deberán ser al menos la mitad más uno de todos los votos válidos registrados en las elecciones del año pasado (2’325.374:2 = 1’162.687) y, de estos, la mitad más uno debe ser a favor de la revocatoria.

 

Haciendo las cuentas, se requiere una votación arriba de 581.000 votos en contra de Petro para acabar con su mandato, que vienen a ser como el 80 por ciento de la votación (723.000) con que gano la Alcaldía. Estas curiosas matemáticas políticas es lo que no ha dejado ejercer efectivamente ese poder popular de revocatoria del mandado a ningún alcalde ni tampoco a ningún gobernador.

 

¿Por qué Petro podría ser el primero? Por el inmenso poder mediático que está en su contra. Los varones de los medios gozarán como mico en cristalería haciendo trizas la imagen un alcalde que ayudaron a elegir haciendo trizas a su vez al Polo, del cual se desprendió Petro con un gran escándalo de corrupción que terminó por llevarse al alcalde Samuel Moreno y tiene reducido a su mínima expresión al único partido que se atreve a hacerle oposición al presidente Santos.

 

En este lance de Petro hay muchas cosas en juego, encima y por debajo de la mesa. La Bogotá política, cuya franja de opinión ha venido imponiendo los últimos alcaldes por encima de las presiones tradicionales, se aboca a afrontar su prueba más dura en este año de gracia.

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