Octavio Quintero

21.12.2012 08:08

 

Perdiendo también se gana…

Ha terminado una batalla, pero no la guerra… mientras Petro sea Alcalde.

En el mismo acuerdo con tres de las cuatro empresas privadas que venían operando las basuras en Bogotá, se dice que su función solo se extiende por un año, y no indefinidamente como  en la práctica venían actuando.

Es decir, en el 2013, por estas mismas calendas, podríamos estar sumidos en otra batalla porque, si algo hemos percibido con certeza en esta etapa de la vida capitalina, es que el Alcalde es terco y la empresa privada, junto con sus escuderos, más.

En esta batalla se libró un emocionante pulso entre las dos ideologías en contienda hoy en el mundo entero: el neoliberalismo y la izquierda emergente, alguna inclusive, con cierta tendencia capitalista, que es lo que tiene asustada a la derecha pura sangre.

Es usual que en una guerra, cuando termina una batalla como la que acabamos de vivir en Bogotá (sin vencedores ni vencidos), si uno visita el cuartel de los combatientes, se encontrará con el triunfo de cada quien, visto a su manera:

- La gente de Petro dice que se ganó, porque, entre otras cosas, dentro del nuevo acuerdo con los privados, salió de juego el empresario William Vélez, al parecer, la Helena de Troya...

- Los medios de comunicación fueron una espada en las manos de la empresa privada que, al perder parte de la tajada, sale a decir en boca de El Espectador que “no valió la pena” tomar ese camino de la terquedad y la confrontación para llegar, finalmente, a un acuerdo con los operadores privados…

- En El Tiempo de este mismo día, en cambio, el exministro Hommes lanza el SOS de que… “Esa experiencia nos debería poner en guardia sobre los riesgos de ser demasiado desprevenidos y generosos con la izquierda”, dice quien, gracias a su propio fracaso, la izquierda en Colombia ha conquistado sus más preciados trofeos democráticos, entre ellos, el gobierno de la capital de la República.

En resumen, en esta guerra de las basuras, se puede apreciar un par de sustos que el editorialista intenta minimizar y el columnista de maximizar; en tanto que la administración trata de capitalizar como experiencia para la próxima batalla… “Si nos dejan”, como dice la ranchera.

-

Fin de folio: El sabotaje de la empresa privada y la gente in de Bogotá al alcalde Petro, a somatén de los medios de comunicación más influyentes de la capital (prensa-radio y televisión), es evidente. No se requiere bola de cristal para uno darse cuenta. 

—————

Volver