Octavio Quintero

17.11.2012 05:40

 

El periodismo y su circunstancia

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Resulta innegable el triunfo periodístico de Julio Sánchez Cristo en su Doble W-Radio. Lo que resulta discutible es el modelo que ha seguido para lograr su éxito. Es el eterno problema ético establecido sobre si el fin justifica o no lo medios.

Que el presidente Obama salude a Julio por su nombre o que su espacio matinal cubra con lujo de detalles y record de sintonía dos continentes (América y Europa), no es propiamente moco de pavo.

En ese espacio, el director impone las condiciones que se tasan, la más de las veces, no por el interés general sino por el interés económico del medio o del director, y por eso es que, al mismo tiempo en que se escucha el “hola, Julio”, de Obama, también se escuchan muchos “no me cuelgue Julito”, de anodinos oyentes que se cuelan en sus ondas con denuncias que azoran.

Hace años (en 1998), el entonces incipiente periodista, Julio Sánchez Cristo, precipito la quiebra de Granahorrar, y lo que se dijo entonces era que había sido en retaliación porque el banco siempre le había negado la pauta.

El caso Julio hoy, por su portento, suscita enconados choques entre quienes se baten en defensa de su estilo con quienes siguen considerando el periodismo como la profesión más bella del mundo.

En realidad, el periodismo es una actividad (que ni siquiera profesión), inasible en un marco teórico que pueda calificar a conciencia de todos, quién lo hace bien o quién lo ejerce mal.

¿Hizo bien, por ejemplo (otro ejemplo), Yamit Amat, el hincha No. 1 de Santafé, cuando utilizó su también muy acreditado noticiero CM& para ridiculizar la amarga derrota 8 a 0 de millonarios frente al Real Madrid, modificando su espacio 1, 2, 3 por 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8? Con la misma analogía, ahora también podría modificarlo para decir 1, 2, 3 y 4, Millonarios en la semifinal de la Copa Libertadores.

Por ahí dicen que la única sanción que pueden tener los medios de comunicación cuando se desvían ostensiblemente de su objetividad es el rating, que llaman hoy. Pero en un mundo en donde ya todo se tasa por un peso un voto, la aceptación popular pasa entonces por ese poderoso señor que es Don Dinero.

Para acercarnos a la realidad informativa de hoy, tenemos que convenir con Maquiavelo en que el fin sí justifica los medios: Julio, Yamit y Rubiales, son la punta del iceberg.

El periodismo de hoy ya no es una cuestión de ética ni de altruismo: es una actividad de la que debe sacarse el máximo rendimiento económico, independientemente del cómo, el qué y el cuándo…

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