Octavio Quintero

02.07.2012 04:53

El Valle perdió el año...

Los pobres  resultados de la elección de Gobernador deben dejarnos aburridos a todos, aún si hubieran sido a favor de quienes le apostábamos al voto en blanco.

Lo primero que nos debe compungir, es la apatía electoral. Debe ser record Guinnes en el mundo de la democracia la exigua participación: menos del 20 por ciento del potencial electoral.

¿Qué piensa la gente? ¿Qué espera?

1º). Que en medio de un departamento que se va a pique: hace poco se declaró en quiebra; su deuda con los bancos es de 160.000 millones; el pasivo pensional pasa de 07.000 millones y las demandas estimadas sobrepasan los 700.000 millones de pesos; 2º). Capturado por sucesivos gobiernos cleptómanos en los últimos periodos; 3º). Que después de tanto esfuerzo de unos valientes opositores se logre enviar a la cárcel e inhabilitar a los autores materiales y, en cierta forma, identificar a los intelectuales, y 4º) Que frente a una nueva oportunidad de enmendar la plana, la gente no responda… Es como para decir: apague y vámonos.

No valdría la pena ni decir nada más... Pero, sigamos, como por no dejar…

¿Alguien se imagina cuál puede ser la gobernabilidad de un mandatario que llega al cargo con un soporte avalado apenas por el 8,3 por ciento del potencial electoral? En medio, por demás, de unas elecciones altamente cuestionadas de corrupción política, en cuanto a la campaña, y de fraude, en cuando a la jornada electoral.

Esperábamos que el Valle le enviara al país en estas elecciones una señal de que, en efecto, hay un despertar de la sociedad civil, esa misma que, se dice, logró echar atrás la reforma a la Justicia y, en antes, había hundido también la reforma educativa. Pero, no: o esa primavera no ha llegado al Valle o las causas del hundimiento de las reformas mencionadas obedecen a otros factores distintos que mejor sería, ni pensar.

Si algo nos refrenda esa ley de Murphy que dice que “Nada es tan malo nunca que no pueda empeorar”, es este triste resultado del Valle.

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Fin de folio: llegue hasta aquí haciendo un gran esfuerzo para no decir, por ofensiva, ese mortal pensamiento que algunos dicen viene de Hegel y otros le atribuyen a Churchill: Los pueblos se merecen a sus gobernantes.

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