Octavio Quintero

26.06.2012 02:53

 

¡Abajo el telón!

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Un sonoro aplauso debe estar saludando la decisión del presidente Santos de objetar todo el texto de la reforma a la justicia que, por esa vía, tiene las horas contadas.

O sea, se acabó el recreo: no habrá referendo revocatorio porque… ¿Qué vamos a revocar? Como dice el dicho: muerto el perro, muerta la chanda.

Muchos activistas del referendo volverán a casa creyendo haberle ganado el pulso al gobierno. Entre ellos, el  aguerrido senador Robledo quien  escribió en  su web que toda la reforma a la justicia debería hundirse…

¡Y se hundió! Démoslo por hecho, porque ya está cocinado el acuerdo: el presidente Santos y su Mesa de Unidad van a esconder la “prueba reina” de la más grande afrenta a la Justicia que se haya urdido en los últimos tiempos.

Hundir la reforma era lo único que los salvaba del juicio público que tenían abierto en el expediente político, desde el momento mismo en que se conocieron los primeros esbozos del artero ataque.

Los actores de la trama pasan ya a bastidores, dejando atrás el eco de los aplausos, porque ellos son como los peces que cuando mueren, flotan.

Esta fue una deliciosa comedia de la vida real que, casi siempre, dicen muchos, supera la ficción. Ya me soñaba viendo interminables colas de gente firmando el referendo; ya me soñaba leyendo el texto: “El Constituyente Primerio, en su infinita sabiduría, por encima de la cual solo está Dios, decide revocar el mandato dado a los senadores y representantes elegidos para el periodo 2010-2014… Y era apenas el comienzo.

¡Ah!: y los sueños, sueños son…

 

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