MORIR DE PIE

Octavio Quintero

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Los dos primeros años del Gobierno del Cambio se cierran con un magro resultado legislativo. En este campo, aunque duela decirlo, la oposición va ganando el pulso.

Viene el remate legislativo, con el sol a las espaldas... Se anuncia, nuevamente, el proyecto de reforma la salud , con modificaciones “fundamentales”, ¿para quién?; siguen en trámite reformas que, poco a poco, van quedando en la mínima expresión, y si pasan, quedan tambaleantes ante formalidades jurídicas llevadas, sospechosamente, al extremo.

Pero el Presidente está empeñado en insistir, persistir, resistir y nunca desistir en romper el anillo que blinda el paso a sus reformas económicas, sociales, ambientales y políticas… Ese propósito no lo desgasta; más bien lo consolida como un líder visionario que siempre tiene la razón, dada por el tiempo, y eso le gusta a la gente.

Es un pulso político tipo ruleta rusa. El progresismo llegó para gobernar; si no logra pasar las reformas sociales, culpa suya, dirá la gente, que se decanta por la más fácil y simple.

Y aquí casa bien la reflexión que viene haciendo sobre despertar al poder constituyente: hace falta una ciudadanía más activa, pendiente de lo que hacen los políticos; los grandes grupos económicos, sus gremios y centros de pensamiento neoliberal; un poder constituyente que entienda que lo público es de todos, y defenderlo,

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