Mentira general

20.06.2012 02:24

 

El caso del General Santoyo puede inscribirse como “prueba reina” en ese proceso de la mentira organizada que impera en Colombia, pues, en las cumbres de su vida y obra rondan halcones de talla presidencial, parlamentaria y ministerial, sin contar la natural “complicidad” castrense, tan solo por aquello de la “solidaridad de cuerpo”.

Se tiene sabido que tener relación en cualquier forma con grupos armados al margen de la ley, es un delito, tanto más si al hablar de paramilitarismo nos estamos refiriendo a sus extensiones criminales con el narcotráfico y el terrorismo.

Pues, bien, en la noche del martes 19 de junio, hacía las 10, el General de la Policía –Director hasta hace poco-, Óscar Naranjo, confesó públicamente a través de CM&, un noticiero de TV que a esa hora acapara la sintonía, que encubrió a Santoyo cuando supo que tenía vínculos con grupos paramilitares, y todo lo que le “aconsejó” fue que se retirara de la Policía.

Un buen consejo, sin duda… Pero el procedimiento correcto debió haber sido, informarle a sus Jefes inmediatos, para el caso, al Presidente Uribe y al ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, hoy Presidente.

Pero, según el General Naranjo, no informó nada a sus superiores porque (…) “En ese momento no había nada oficial de fondo y simplemente se aceptó el retiro del General Santoyo”…

Sí había algo oficial. En sus propias palabras el General Naranjo, antes, en la misma entrevista, admite que “cuando la información empezó a ser oficial (…) porque había verificaciones que las probaban, pues, el General Santoyo, se retiró de la Institución”, acogiendo su “paternal” consejo.

Así de simple.

Por eso el Presidente Uribe puede lavarse las manos –otra mentira- porque a nadie se le acepta una renuncia sin preguntarle por qué se va, y menos a un General de la República. Lo mismo aplica para el hoy presidente Santos, por entonces, ministro de Defensa quien ahora se limita a pedirle al General ( r), cuando ya no tiene mando sobre él, que se presente ante la justicia de Estados Unidos a responder por los cargos que le imputan.

Hasta donde sabemos también, lo correcto en este caso de la autoridad colombiana sería el de proceder a capturar al General Santoyo con fines de extradición.

Pero, es que en este prontuario, la piel se eriza desde el momento mismo en que se sabe que el oficial Santoyo consiguió su ascenso a general en el 2007, pese a haber sido sancionado disciplinariamente por la Procuraduría General en el 2003 por haber ordenado, presuntamente, 1.499 chuzadas a activistas de la ONG Asfades, en Antioquia, en 1997, cuando culminaba el mandato del entonces gobernador, Álvaro Uribe Vélez, futuro mandatario nacional.

“No me diga nada más”, dice la gente cuando cree tener suficiente ilustración.

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