
Mauricio Cabrera
22.07.2012 22:05Su columna en El País, de Cali.
Dice que la economía está entrando en una etapa crítica y advierte que lo mismo puede pasar con el comercio exterior. Así mismo se pregunta por la situación del empleo...
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Reacciones tardías
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Un riesgo que corre un paciente con una enfermedad grave es que su
médico se demore en diagnosticarla y, por lo tanto, en empezar el
tratamiento. En muchos casos la tardanza, así sea cuestión de meses,
puede ser mortal. Esa demora en el diagnóstico es el que se está dando
frente a la desaceleración de la economía colombiana y en particular
de la industria.
Esta semana el presidente de la Andi anunció con cara de gran
preocupación que las cifras de la encuesta del gremio mostraban que en
el mes de mayo la industria colombiana se había desacelerado, pues su
crecimiento anual había sido solo de 2,2% mientras que un año atrás
había sido del 6,3%. Como para el gremio de los industriales la causa
de esta caída es la revaluación del peso, pidieron al Banco de la
República que aumentara la compra de dólares para frenarla. La misma
petición hizo el presidente Santos en su discurso de instalación del
Congreso.
El diagnóstico es correcto pero llega unos meses tarde. Cuando se
conocieron las cifras del mes de marzo la Andi, y también el Gobierno,
se mostraban tranquilos porque al mirar el año completo la producción
industrial mostraba un incremento del 4,1% y la economía en su
conjunto el 4,7%; el ritmo de crecimiento era un poco más bajo que el
año anterior, pero todavía aceptable y por eso hablaban de un
‘aterrizaje suave’.
La verdad es que las cifras del Dane mostraron la caída de producción
industrial desde el pasado mes de marzo, cuando registró una variación
anual negativa de -1,5%, que se empeoró en abril cuando la caída fue
del 2,8%, frente a un crecimiento del 5% que había registrado en los
mismos meses del 2011. Los síntomas ya eran evidentes, pero los
médicos se demoraron en verlos.
Algo similar está pasando con la situación del comercio exterior,
donde las cifras acumuladas desde enero hasta mayo siguen mostrando un
superávit de USD3.000 millones, pero el desplome de los precios del
petróleo ha marcado un radical cambio de tendencia toda vez que en el
mes de mayo este superávit fue de solo USD20 millones. Estamos muy
cerca del punto en que compramos más productos importados que los que
vendemos en el exterior, pues las exportaciones solo están creciendo
un 1,2% mientras que las importaciones lo hacen a una tasa del 10,5%.
Aunque el diagnóstico sea tardío, si es correcto el análisis del
Gobierno y los gremios al atribuir este debilitamiento de la economía
a la revaluación del peso. Pero para evitarla no es suficiente pedir
al Banco de la República que compre más dólares, pues esto equivale a
atacar los síntomas de la enfermedad pero no sus causas. El origen del
exceso de dólares es la entrada de capitales y el aumento de la deuda
externa, y hay que imponer controles y tomar medidas que desestimulen
estos ingresos como los está haciendo el Brasil con buenos resultados.
Más grave para el paciente que una demora en el diagnóstico es la
demora en empezar el tratamiento.
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Adenda: Algo extraño está pasando con las cifras de empleo. No parece
lógico que en el mes de mayo en la industria la producción caiga 0,3%
y el empleo suba 1,1%, ni que en el comercio las ventas solo crezcan
0,9% y el empleo 6,5%. Los empresarios no acostumbran contratar
trabajadores para producir o vender menos. La contradicción es mayor
con las cifras de la Encuesta de Hogares del mismo Dane, que muestra
que el número de personas que dicen estar trabajando en la industria
manufacturera aumentó 6,3% en el último trimestre.
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