LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES

27.10.2013 05:56

La conciencia ambiental y cultura ecológica de la gente ha avanzado mucho en los últimos años… Mucho más que la eficiencia de la política pública y, por ende, que las acciones de las autoridades ambientales encargadas de la defensa y protección de los recursos naturales tanto renovables como no renovables.

Puede constarse en el discurrir de la gente que le duele ver el abuso y depredación que a nivel de las grandes, medianas y pequeñas empresas públicas y privadas que, lanzadas a la competencia del mercado, han  puesto en su mira de resultados las utilidades económicas por encima de los rendimientos sociales.

En la Semana Ambiental que la CAR (Cundinamarca – Boyacá) acaba de conmemorar, el director de esta entidad, Alfred Ignacio Ballesteros, puso el énfasis de su discurso en la responsabilidad de la gente con el medio ambiente. Y esto que es cierto, no se puede recibir sin beneficio de inventario.

 Alguna diferencia tiene qué haber entre responsabilidad social y responsabilidad pública. La primera debe entenderse como la conducta      ética que nos indica a todos dónde está lo bueno y lo malo de las cosas que hacemos; la segunda es la misión encomendada a unos funcionarios, con grado de autoridad, para prevenir, y en caso necesario, corregir las contravenciones y violaciones de la ley, imponiendo las sanciones pertinentes a los trasgresores… Y por este trabajo se les paga…

Resumiendo: Yo soy responsable ante yo de preservar los recursos naturales y el medio ambiente, a diferencia del funcionario público que viene a ser responsable ante todos.

El solo imaginar el alcance de esa responsabilidad combinada entre la ética y la ley nos deja de frente a una pregunta que la gente del común se hace a diario: ¿Cómo es que no hacen nada las autoridades ambientales, si están viendo lo que está pasando?

Es decir, no solo no tienen ética personal sino que tampoco tienen responsabilidad pública para hacer cumplir las normas que la sociedad ha puesto en sus manos para que la defienda de los predadores.

Y en ese orden de ideas, también la gente se relaja y se dice algo como esto: si nadie paga por contaminar y fuera de eso tampoco le pasa nada, entonces “lo que nada nos cuesta, volvámoslo fiesta”.

 

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