LOS MISMOS CON LAS MISMAS

08.12.2017 16:56

La comedia laboral de fin de año

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Editorial GES/El Satélite
(Octavio Quintero/Director)
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No puede ser seria la propuesta de incrementar el salario mínimo (SM) por debajo de lo que establece la misma ley: inflación más 1 punto por productividad.
 
Frente a una inflación esperada al final del año 2017 del 4,0%, el mínimo incremento legal del SM para el 2018 debiera ser del 5,0%. Pero por el lado de los empresarios las propuestas que quedaron depositadas en la mesa son: Fenalco y la Andi, el 4,7%; la SAC, el 4,6%; Asobancaria y Acopi, 4,5%.
 
Por el lado de los trabajadores, la CUT propuso un incremento del 12,0% y la CGT, que siempre se queda hasta última hora sentada a la mesa para avalar el entuerto de los empresarios auspiciado por el Gobierno, ésta vez propone un incremento del SM del 9,0%.
 
Sea lo que salga esta vez de la seudonegociación salarial, el incremento del salario mínimo en Colombia seguirá siendo una engañifa laboral a tres bandas: (1) Una inflación manipulada por el DANE; (2) Una medición arbitraria de la productividad que hace el Departamento de Planeación Nacional (DPN) y, (3) Un crecimiento económico que bueno, regular o malo, siempre beneficia solo a los empleadores y el gran capital.
 
1. En la tasa de inflación promedio que publica el DANE, hay productos que pegan más duro a las clases menos favorecidas: los alimentos por ejemplo, porque no se pueden sesgar. Un ejemplo nos ayudará a entender el engaño: si en una economía dada, una libra de arroz se incrementa el 10% y un tiquete de avión el 5%, se diría que la inflación promedio para la población de ese hipotético país fue del 7,5%... Pero como el pobre no viaja en avión, y su inflación de alimentos fue del 10%,  así, cuando su salario se incrementa por el índice de inflación promedio, le están birlando 2,5% de su inflación real.
 
2. El DNP hace algo parecido al DANE: mide la productividad tomando la participación combinada del capital y del empleo en el producto final (PTF), en vez de medirla, para el caso, por la Productividad Media Laboral (PML) que es la generada exclusivamente por los trabajadores.
 
En los últimos 11 años, según un documento desarrollado por el Centro de Estudios de Trabajo (Cedetrabajo) para la CUT, la PTF siempre ha sido menor que la PML, y esta diferencia ha significado que los trabajadores perdieron 13,5 puntos porcentuales de productividad. En dinero serían unos 18 billones de pesos que todos los trabajadores han dejado de recibir en este periodo.
Si se midiera bien el salario mínimo, al día de hoy, debiera ser de $823.893, y no de $737.717.
 
Otro cuento que sacan anualmente, tanto el gobierno como los empresarios, es que no se puede aumentar mucho el salario mínimo porque se desborda la inflación-objetivo que traza el Banco de la República, que para este año es del 4,0% y para el año entrante espera que bordee el 3,0%.
 
Ese cuento ya está revaluado por el empirismo: en el mismo estudio de Cedetrabajo se revela que el aumento del SM no genera inflación. En los años en que más ha crecido el consumo de los hogares no hay correlación con la inflación. En 2006 el consumo de los hogares aumentó 6,40% y la inflación 4,48%. En 2007 el consumo aumentó 7,30% y la inflación 5,69%. Tampoco hay evidencia en otros países. En Chile en 2016 el salario creció 9,5% y la inflación 3,8%. En Perú en 2011 el salario creció 16,4% y la inflación 3,4%. En Francia en 2012 el salario creció 4,4% y la inflación 1,95%.
 
Pero en Colombia, huérfanos los trabajadores de unas membresías sindicales sólidas, solidarias e independientes, el cuento de salario mínimo versus inflación sigue siendo un coco; el DANE sigue manipulando en contra de las clases más necesitadas, el dato de inflación y la mesa tripartita donde se negocia el incremento anual es un contubernio entre el gobierno y los empresarios en donde los trabajadores quedan como el burro amarrado a merced del tigre.
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Fin de folio.- En las próximas elecciones de Congreso y Presidencial, acabemos de una vez con la madre de todas las crisis que nos asolan como tragedia de no querer luchar por sacar del gobierno a los mismos con las mismas.

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