¡LOS MISERABLES!

13.10.2013 02:51

No son los pobres que describe en su novela, Víctor Hugo, sino los buitres que se esconden detrás del negocio de los alimentos en Tocancipá

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Detrás de la natural investigación y consiguientes sanciones que se deben imponer a los especuladores con los precios de los alimentos para los escolares que se distribuyen en Tocancipá, debe seguir la toma de una conciencia social más cercana a las necesidades de los pobres, si no de los comerciantes, al menos del gobierno local.

Resulta inaceptable, desde cualquier punto, que alrededor de los refrigerios y alimentos destinados a los niños y niñas del municipio, medren personas tan desalmadas que no tengan remordimiento de enriquecerse a costa del hambre de los menores. Y resulta más repugnante que el gobierno, a sabiendas de ello, no persiga el impúdico negocio y, por el contrario, pretenda ocultarlo, entrando en connivencia con los beneficiarios de tan criminal acción.

Las destempladas voces que se oyeron en el Concejo Municipal al abordar este y otros temas de evidentes irregularidades, en el sentido de considerar que solo se trata de una confabulación, es un exabrupto despectivo de una corporación elegida para representar los intereses de la comunidad y hacer control político de la Administración.

El silencio del Personero, representante en estos municipios del Ministerio Público, es decir, vocero de oficio de la comunidad, es igualmente inaceptable.

Y la forzosa conclusión resulta macabra: si la Administración tapa; el Concejo no vigila y el Personero calla, es porque detrás se esparce una pegajosa mermelada de corrupción de la cual se benefician funcionarios públicos y proveedores privados que encontraron que también del hambre de los niños se pueden hacer y acrecentar fortunas mal habidas.

¡Señor, perdónalos porque sí saben lo que hacen!

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