Leandro Rodríguez

19.06.2012 00:47

 

Señor  Octavio, primero que todo me presento (por aquello de la buena educación), mi nombre es Leandro Rodríguez, soy estudiante de la Universidad Pedagógica Nacional y soy habitante del municipio de Gachancipá.

Bueno, yo le escribo porque me surgen dudas muy difíciles de despejar con un análisis simple y sin conocer las razones de fondo.

 ¿Pero, a qué me refiero? Me refiero en sí, a las publicaciones más recientes del Periódico del cual usted es director, El Satélite. Quisiera que nos pudiéramos reunir una tarde, si es posible (por aquello de mis tiempos, puesto que por el Paro Nacional corrieron cronogramas y aún no salgo a vacaciones).

Pues, con todo respeto, le tengo algunas sugerencias, pues, mi motivación como estudiante de la historia va más allá, pues, siempre hay que tener en cuenta que cuando se habla de ciencias sociales no existe una verdad absoluta pero si interpretaciones, pues, a eso quiero ir…

 ¿Por qué permite que solo exista una versión de los hechos? Pues, me parece inapropiado. Yendo más a fondo… ¿Por qué permite que un mentiroso se haga llamar columnista de su respetable periódico? Y peor aún, que aquel personaje se auto-determine como historiador.

Pues, sin alargar más el asunto, me gustaría tener pronta respuesta, pues, si bien, y como lo decía Marx, la historia es la historia de las luchas de clase, mi petición es hacer parte de esa lucha, pero diciendo la verdad y sin apasionamientos, pues, la objetividad puede prevalecer sobre la subjetividad.

No permita que el legado de periodistas de verdad se borre. Pongo ejemplos:  Álvaro Gómez Hurtado, Guillermo Cano y, por qué no, Jaime Garzón.

Pues,  Ud. tiene un medio importante de comunicación. No deje que se desvalorice por causa de quienes escriben mentiras y allí consignan recelos por fracasos ulteriores que tienen confinados con el más grande desprecio.

Espero responda pronto…

Muchas gracias.

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Muy distinguido amigo Leandro:

Bienvenido al debate. Eso es lo que fortifica el pensamiento de una sociedad en evolución.

De entrada, su atenta nota, queda subida a El Satélite, en la sección: “Opinión Pública”.

 

Referencia

He leído con detenimiento su opinión y veo que tiene un buen criterio sobre la filosofía de las ciencias sociales cuando dice que (…) “no existe una verdad absoluta, pero sí interpretaciones”… Y más adelante cae en el error (creo yo) de censurarme por permitir “que un mentiroso se haga llamar columnista”…  (1) Si no existe verdad absoluta, ¿Por qué califica usted al columnista de marras de mentiroso?  (2) ¿Qué condiciones especiales debe tener alguien, a más colaborar habitualmente con un medio de comunicación, para calificarse de columnista? (3)  Y lo mismo valdría para “auto- determinarse como historiador”.

 

Mi respuesta es:

El Director de El Satélite se rige por el artículo 20 de la Constitución que a la letra dice:

ARTICULO 20. Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación.

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En torno al ejercicio periodístico se han dado interesantes debates. Ilustres magistrados, cuando tumbaron la Tarjeta Profesional de Periodista, confundieron la información con la opinión, considerando que como toda persona es libre de “expresar y difundir su pensamiento”, cualquiera podría fungir de periodista, sin más restricción que la contemplada en el Código Penal sobre injuria y calumnia. No tuvieron en cuenta, como se aprecia a renglón seguido del artículo 20, que una característica muy especial de la libertad de información, que la distingue de la libertad de  expresión, es que la primera debe ser “veraz e imparcial” y, por tanto, se requerían personas especialmente cultivadas y preparadas, debidamente reconocidas y amparadas por el Estado para ejercer libremente el periodismo en el campo específico de la información.

Como es un tema de nunca acabar, no pretendo extenderme ahora. Pero sí profeso en la Dirección de El Satélite, la diferencia expresada:

1. Las informaciones, esto es, las noticias, procuro que cumplan con el precepto constitucional de que sean veraces e imparciales. En más de 40 ediciones que lleva esta segunda etapa del periódico, solo una vez, y muy recientemente, he tenido que hacer una rectificación por una información imprecisa. Si usted encuentra en El Satélite una información que no sea cierta, queda autorizado para rectificarla, y si además, es injuriosa o calumniosa, puede acudir a los estrados judiciales.

2. Las opiniones, sí son libres y pueden contener todo lo que el editorialista, columnista o colaborador estime válido dentro de su subjetividad, obviamente, conservando también la postura en sus escritos, esto es, sin trascender a la injuria o la calumnia, en cuyo caso, sólo él resultaría responsable por lo que diga o haga.

No es que El Satélite prefiera a uno u otro. Es que en estos niveles locales, donde todo el mundo se conoce con todo el mundo, mucha gente no puede, no quiere o no tiene el carácter suficientemente para expresar libremente lo que piensa. Cosa que en su caso es de admirar y aplaudo, y queda desde ya permanentemente invitado a que se vincule en alguna de las dos formas o en ambas a este medio de comunicación.

Créame que en cada edición, y también en el medio virtual, vivo rogando a la gente que escriba, que diga, que opine, que piense, que discuta, que rebata, que denuncie, y por lo general, todos sacan el cuerpo.

Finalmente, los entiendo: no es fácil esto, y lo dice quien lleva más de 50 años trasegando en ésta que una vez Albert Camus llamó… “La profesión más bella del mundo”.

Octavio Quintero, con un atento saludo

 

 

 

 

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