LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA

27.08.2016 18:42
 
Memorias mías/Octavio Quintero/El Satélite
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No solo al expresidente Uribe le debe el presidente Santos su primera elección (2010-2014). El expresidente Pastrana fue otra pieza decisiva en la iniciación de esta historia. Es más, podría señalarse que el apoyo de Uribe a Santos fue finalmente a regañadientes, una vez que su ungido, Andrés Felipe Arias, no pudo alcanzar la nominación oficial del Partido Conservador.
 
Y aquí comienza la historia:
 
Era tan evidente el apoyo de Uribe a Arias, y tan segura estaba la gente de eso que bautizó al ministro “Uribito”; y a él le encantaba el apodo.
 
Por entonces, era embajadora en el Reino Unido (2008-2009) la señora, Marta Noemí del Espíritu Santo Sanín Posada de Rubio, más conocida como Noemí Sanín, una ficha burocrática y política del establecimiento, ya curtida en varios ministerios y embajadas y dos candidaturas presidenciales a las espaldas: en 1998, derrotada por Andrés Pastrana y en el 2002, derrotada por Álvaro Uribe.
 
Al darse las primeras escaramuzas para las elecciones del 2010, nadie daba un peso por la candidatura de Santos (era Uribito el elegido). Pero Arias tenía un problema: era conservador y tenía que ganar la candidatura en una consulta popular que propuso la convención de su partido;  en tanto que Santos ya se había adueñado del partido de la U, bautizado así con el fin de señalarle a la gente que era el partido de Uribe, partido que, además, tiene su propia historia negra, pues, se fundó a punta de ‘voltiaos’ del liberalismo y del conservatismo y otros desmadrados que andaban pegados, todos ellos, a la teta de Uribe.
 
Tanto Arias como Santos tenían rabo de paja en materia grave: El primero tenía su cabeza de proceso en la Fiscalía, relacionado con el famoso programa de Agro Ingreso Seguro (AIS); y sobre el segundo pesaba una orden de captura expedida por un juez de Sucumbíos (Ecuador) relacionada con la “Operación Fénix” que llevó a Colombia a invadir al país vecino tras la cacería que emprendió contra Raúl Reyes, el segundo a bordo de las Farc.
 
Retomando el tema, fue Pastrana quien convenció a Noemí que lanzara por tercera vez su nombre a la candidatura presidencial. Y fue Pastrana quien manejó los hilos de la consulta interna del conservatismo, y los del establecimiento, para que finalmente dieran como ganadora a su candidata, contra Andrés Felipe Arias, al cabo de un conteo y reconteo, vueltas y revueltas que dejaron un sabor amargo lleno de dudas en la opinión pública.
 
A partir de entonces, el calvario para el exministro es conocido y ésta nota no se propone rencaucharlo.
 
Sacado Arias del juego, a Uribe no le quedaba más camino que apoyar a Santos, su ministro de Defensa, con quien le había dado los más duros golpes a las Farc.
 
Elegido Santos en segunda vuelta, las cosas de estos dos hombres fuertes de Uribe, empezaron a cambiar dentro de la lógica política. El primero, Arias, no era más que un exprecandidato presidencial derrotado e investigado por la Fiscalía. El segundo, Santos, era todo un presidente electo revestido ya de inmunidad presidencial, lo que indicaba que su caso (la invasión a Ecuador), salía de la justicia ordinaria y entraba al salón de alta costura de la diplomacia internacional.
 
Ya pueden imaginar los lectores qué hubiera pasado si el elegido hubiera sido Arias: ¿No? Ahí les dejo la inquietud envuelta en esta pregunta: ¿Estaría en la cárcel Santos y Arias en la Presidencia?
 
 
 
 

 

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