Son como los partidos de fútbol: muy buenos si va ganando mi equipo.

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De tiempo atrás aquí hemos sostenido que las encuestas (todas las encuestas), y más si son políticas, son como las brujas: que no hay que creer en ellas pero que las hay las hay…

¿Por qué casi siempre atinan las encuestas políticas sobre las tendencias del electorado? Muy simple, y también lo hemos dicho aquí: porque habita en todo ser humano el espíritu de ganar. En este orden de ideas, las encuestas no son informadoras sino formadoras de opinión. A todos nos gusta ir de primeros o con el primero. Se hizo famoso un dicho en el siglo pasado, cuando ni siquiera existían las encuestas, de preguntar al día siguiente de las elecciones: ¿Quiénes ganamos? Si los políticos triunfadores hicieran cuentas de la cantidad de gente que al día siguiente les dicen “yo voté por ti” seguramente doblarían los resultados avalados por la Registraduría.

Las encuestas (todas las encuestas) son manipuladas: son hechas sobre medida. ¿Quién da la orden de manipulación?: averígüelo Vargas. Y en esta ocasión eso debe estar haciendo el candidato de Cambio Radical que anda trinando, digo mal, bramando en twitter contra las firmas encuestadoras porque lo vienen registrando cada día más abajo de lo que se esperaba, y él creía merecer. Mientras estuvo arriba en la cresta de la opinión pública que siempre lo miró como candidato repartiendo casas gratis y jugosos contratos de obras públicas a dedo con el dinero de los contribuyentes y haciendo política como funcionario público, Vargas Lleras nunca se le ocurrió dudar de esos resultados. Y no es una cuestión particular de este candidato: es de todos. Petro, que hoy marcha al frente, cuando estaba abajo decía que no le importaban las encuestas. Lo mismo decía Duque que registra un sorprendente repunte en esas “malditas” encuestas, y eso que todavía no es candidato oficial de la extrema derecha. También a Fajardo, ahora que va cuesta abajo, se le oye decir que no está trabajando en función de las encuestas.

Retomando la pregunta ¿quién ordena la manipulación de las encuestas?, y dejando el interrogante ahí, parece que las encuestas (todas las encuestas) quieren llevar al país a una confrontación extrema entre la derecha y la izquierda cuyos exponentes son en este momento electoral, Iván Duque versus Gustavo Petro, respectivamente. Es ahí, en estos polos, donde la confrontación alcanza su mayor potencia. Pero también pudiera parecer que la trepada de Duque le podría estar enviando un mensaje a la clientela política: “miren que si se descuidan, estamos a punto de confirmar que el candidato de la derecha es el que diga Uribe”.

Las dos hipótesis planteadas en este comentario, tienen un solo propósito: alinear toda la derecha de este país contra Petro a quien lo califican de comunista, guerrillero, castrochavista y, si el diablo existiera, también de diabólico. ¿Cuál es el candidato de la derecha que mejor puede retar a Petro en una segunda vuelta: Duque, Vargas Lleras o Marta Lucía Ramírez? Esta pregunta se resuelve en favor del candidato (de estos tres) que mejor imagen tenga.

Esto también lo están diciendo las encuestas: el candidato de la derecha que mejor imagen tiene es Duque, y el de peor imagen, Vargas Lleras: hay gente que no votaría por él, ni para salvar su alma. Sobre Marta Lucia, recordemos que este país todavía es de lo “mero mero macho”, incluyendo en el dicho a las propias mujeres.

Yo también tengo mi encuesta de Yo con Yo, y me dice que Petro y Duque, o viceversa, ya se irán así hasta la última encuesta. A no ser, voy a salvar mi voto, que los resultados de la consulta que enfrenta a Duque con Marta Lucía en elecciones de Congreso, resulten influenciados por una clientela electoral que pueda ser movida a votar (en esa consulta) por la señora Ramírez, pensando tal vez, que como candidata de la derecha, es más derrotable.

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