LA PAZ EN LONTANANZA

Bueno, ya sabemos lo que pasó en Colombia en estos 55 años de guerra “no reconocida”, pero cuyas secuelas, ahí están. . El Informe del Grupo de Memoria Histórica nos habla de 220.000 muertos, y pare de contar porque los detalles dan vergüenza.

Lo que sigue es preguntar si estamos dispuestos no solo a resarcir a las víctimas sino a enmendar el error.

Sobre lo primero, ahí vamos dando algunos pasos. El solo hecho de reconocer la barbarie y tratar de llegar a una justicia con reparación de víctimas, representa un señor esfuerzo político y social, pero no es todo.

Enmendar el error resulta más complicado. La teoría de la ley física nos dice que a toda acción le sigue una reacción. Es decir, esta guerra en Colombia que se refleja ahora en un informe de resultados macabros, no es por casualidad sino por causalidad.

Quizás, a la luz de este informe, alcance mayor dimensión la Mesa de Paz de la Habana, porque, de allí podría iniciarse el desmonte de la causa que nos metió en esta guerra sin fin.

Resulta oportuno aclarar, porque habrá quien diga que las mismas o peores causas probables de la guerra en Colombia se registran en otros países que no están en guerra.

Eso es cierto. Simplemente aquí se encendió la mecha y no la hemos podido apagar porque en todos estos años hemos intentado apagarla a punta de bala y no de lengua.

Así, a la luz de este informe, quienes sigan insistiendo en la vía de las armas, que les quede claro que le están apostando a la “paz de los sepulcros”.  Pero quienes estén por la vía del diálogo, también deben tener en cuenta que esos acuerdos habrá que materializarlos…

¿Cómo? Eso es lo que no está claro: si es a través de una constituyente, un referendo, una amnistía o unas simples reformas de ley o de constitución que desarmen los espíritus, el único desarme que produce paz.