LA PAZ: A UN PASO, PERO MUY LARGO

13.09.2014 07:38

Échenle cándela al monte…

El presidente Santos está viendo la paz a la vuelta de la esquina… Ha comenzado a montar una infraestructura burocrática como si la firma del acuerdo ya tuviera fecha y recepción. Pero las Farc dicen otras cosas. Inclusive unas muy directas como esa pregunta de Iván Márquez divulgada recientemente: “¿A qué juega el Gobierno con sus anuncios”?
Secundado por la empresa privada con su masificada campaña “Yo soy capaz”, el presidente Santos le está apostando a algo muy propio de su condición de tahúr: “van restos”. Y si le pega, recoge y si no, nada pierde porque Santos como Maturana, perdiendo también gana: la culpa será de las Farc y, como decía ese viejo porro decembrino: “Échele candela al monte que se acabe de quemar”…

Para más confundirse uno…

Si usted le pregunta al senador Robledo por qué se opone a Santos seguramente le dirá que por su política capitalista concebida en el modelo neoliberal… Y si le pregunta al expresidente Uribe podría decirle que por su política pro castro-chavista concebida en el modelo del socialismo siglo XXI.
Nada tan distante, ideológicamente hablando, lo uno de lo otro; tan distantes como los mismos senadores Robledo y Uribe. Pero así es Santos: una auténtica paradoja política.

Un ministro obediente

El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dijo a los comerciantes congregados en Ibagué que “luego de escuchar a varios sectores (privados), el presidente Juan Manuel Santos decidió que era conveniente aumentar la base gravable del impuesto al piso en que hoy se cobra de 1.000 millones de pesos”.
O sea que  el ministro sí le hace caso al Presidente, o al gremio de comerciantes que estaba rebotado ante el anuncio inicial de que el impuesto al patrimonio se iba a comenzar a pagar desde una base de 750 millones netos (descontadas las deudas y el valor de las acciones en empresas).
Mejor dicho, si los pensionados tuvieran un gremio poderoso como Fenalco, tal vez el ministro Cárdenas también admitiría que el presidente Santos les prometió bajar del 12 al 4 por ciento el injusto descuento que se les impone para salud.
Pero, como los pensionados no tienen sino la cédula para votar, ahí les queda su último recurso… El que la cogió la cogió.

Un ministro ambiguo

El mismo Cárdenas, que por estos días anda más encartado que una gallina criando patos, anunció ante la asamblea de comerciantes que “el gobierno no está considerando en este momento el tema del IVA” dentro de la reforma tributaria que presentará en los próximos días al Congreso.
Los periodistas interpretaron esto como que no se modificarán las actuales tarifas del Impuesto al Valor Agregado… Pero, a renglón seguido, el ministro agregó: “El reajuste  del IVA es un tema que está sobre la mesa. Nosotros no tendremos una política de oídos sordos frente a ese debate porque necesitamos evaluar cuáles son los recursos que necesita Colombia para la educación, para la equidad”.
Como quien dice, lo del IVA, no pero sí: no por ahora pero sí más adelante.

Puntos de vista

Durante la firma del contrato de concesión de cuarta generación, para las conexiones Pacífico 1 y Pacífico 2, en Antioquia, el empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo expresó su confianza en la buena marcha y los altos beneficios que le reportarán al país las Autopistas para la Prosperidad.
"El proyecto está muy bien estructurado, cuenta con la participación de firmas muy importantes. Estoy convencido de que Autopistas para la Prosperidad será un éxito", dijo el presidente de la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo.

Solo titulares

Pero el ingeniero, Joel Moreno Sánchez, expresidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI), indicó que valora el esfuerzo del gobierno para despejar las dudas sobre el proyecto, “pero creo que se han perdido 4 años en los que no se ha movido un metro cúbico de tierra y no hay un solo metro cuadrado de pavimento; los proyectos hasta ahora no han ido más allá de los titulares de prensa. Está por verse si el esquema de financiación planteado, cuyos recursos estaban afianzados en la venta de Isagén - evento aplazado -, garantice el flujo de fondos para estos proyectos” (Fuente: El Colombiano/Juan Felipe Quintero).

Ejemplos hay…

¿Qué tal la doble calzada denominada BTS (Briceño – Tunja – Sogamoso), adjudicada en el 2002 y, a estas alturas, todavía no han podido terminar unos tramos críticos pegados a Bogotá como los de Tocancipá y Gachancipá?
Pueda ser que Sarmiento Angulo Tenga Razón, pero la experiencia con las concesiones de tercera generación, es tremendamente mala en lo físico y en lo financiero. Ya hay dobles calzadas que se están deteriorando o están saturadas y no han sido terminadas y, sin embargo, a los usuarios se les imponen unos peajes como si ya estuvieran en pleno funcionamiento.

Canoas bajo tierra

La principal obra de descontaminación del río Bogotá, el denominado proyecto de Canoas, ya casi terminando su recorrido por la Sabana, se encuentra no solo paralizado sino sepultado bajo miles de toneladas de tierra con todo y maquinaria a 69 metros de profundidad.
José Hernán Borda García, director de Servicios Públicos de la Contraloría de Bogotá, ve muy difícil superar el obstáculo que llevó a la parálisis del proyecto en el que se tenían invertidos 232.000 de los 243.000 millones en que se estimaba la obra, y explica: “La administración lo que primero tenía que haber definido era adquirir el predio Canoas para poder desarrollar, tanto la planta de tratamiento Canoas como las plantas de cribado elevadora y con ello la generación de energía. Desafortunadamente ya se tiene un retraso de año y medio y es de esperar que la administración tome una decisión de manera expedida para que esto no siga afectando el proyecto que, junto a la petar, puede tener una duración de tres a cuatro años en su total ejecución debido a las grandes inversiones que habrá que desarrollar”.
Solo en el tramo que le corresponde a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) la inversión en descontaminación y preservación de la importante arteria sabanera se estima en 1 billón, 190.000 millones de pesos.

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