LA PARADOJA DE LA PAZ

22.07.2019 04:14

Un propósito criminal 

La chispa está encendida y Nóvita, en Chocó, es ejemplo patético. No es echándole combustible al fuego como vamos a desactivar la persistencia de un conflicto armado que se preludia como paradoja dentro del proceso de paz.

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Octavio Quintero

Director, REDGES

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Cuando los habitantes de Nóvita, Chocó, ponen la cara en Noticias 1, emisión domingo 21 de julio/2019, y denuncian que las fumigaciones aéreas con glifosato les produjeron intoxicaciones y urticarias y quemaron sus cultivos de piña, yuca, ñame y maíz y envenenaron los peces de su rio Tamaná, ese video, solamente, es testimonio de que están siendo acosados al extremo en su hábitat y se defenderán de cualquier forma, porque la lucha por la supervivencia admite todas las formas de lucha.

La población, en su mayoría indígena, vivía tradicionalmente de la minería de oro, pero desde los lejanos escritorios de una oficina en Bogotá se declaró su principal actividad económica ancestral, ilegal…

El testimonio del líder es dramático:

“El Gobierno, ¿cómo quiere que vivamos: robando o cogiendo las armas?” …

 

Esto es contundente y sintomático a la hora de abocar cualquier análisis en los muchos foros que se vienen haciendo sobre el proceso de paz que se adelanta en Colombia, entre ellos, el programado para el 12 de agosto en el Salón de Gobernadores de Cundinamarca, bajo el auspicio de la ONG, COLSWEDEN que preside, Jaime Alberto Fonseca; coordinado por el excomisionado de Paz, Víctor G. Ricardo, e impulsado por el periodista-abogado, Fabio Becerra Ruiz, exitosa voz oficial de RCN en sus mejores momentos.

“Proceso de paz en Colombia y fortalecimiento de la democracia”, es el título oficial del foro, que da para una primera reflexión, a mano alzada:

El vídeo de Noticias Uno advierte que el proceso de paz, ciertamente pasa por el silencio de los fusiles, pero no se puede quedar solo en eso, porque los fusiles volverían a hablar si no se acompañan con una acción social que reivindique a esa población de campesinos e indígenas empujados por el mismo Estado, como estos de Nóvita, a buscar alternativas de vida que les resultan “legales” a la hora de la sobrevivencia.

El proceso de paz, del que tanto se habla hoy en Colombia, se ha centrado solo en el tema bélico-jurídico, pero el Gobierno Duque/Uribe, que no gusta de sus formas, calla, adrede, los aspectos sociales contemplados en el mismo Acuerdo como, por ejemplo, el punto 1 “Reforma rural integral” y, el 5 “Solución al problema de las drogas ilícitas”.

Del punto 1, ni se habla; y del 5, que es otro de los meollos dialécticos del momento, inclusive con la muy ladina intervención de EEUU, el Gobierno quiere hacer pasar su única solución por el baño masivo con glifosato los cultivos ilícitos. Si ésta fuera la solución “mágica” ya no debiera haber ni una sola mata de marihuana o coca en Colombia porque desde la ya lejana década del 70, cuando se iniciaron las aspersiones aéreas en las sagradas tierras de la Sierra Nevada de Santa Marta, a nuestros días, miles de toneladas de glifosato han caído desde los cielos sobre el suelo colombiano, y nada: los cultivos crecen y crecen, incentivados por la demanda en expansión y el auge de los precios en el mercado nacional e internacional.

La conclusión lógica es que la aspersión aérea con glifosato, así fuera inocuo a la vida humana y el medio ambiente, no es la solución.

Los campesinos e indígenas no cultivan marihuana o coca por perversidad, sino por necesidad. Es injusto aplicar una solución en donde las víctimas del abandono del Estado, en toda dimensión, son revictimizados.

Por este camino, no avanzará el proceso de paz en Colombia y, menos, se logrará un fortalecimiento de la democracia, como es lo que se propone debatir en el foro mencionado. Mientras no se corrija la política social del país en todos los campos: salud, educación, empleo, reforma agraria, crédito dirigido a pequeñas y medianas empresas urbanas y rurales, infraestructura y distribución equitativa del ingreso y riqueza nacional, no hay nada qué hacer: la chispa está encendida y no es echándole combustible al fuego como vamos a desactivar la persistencia de un conflicto armado que se preludia como paradoja dentro del proceso de paz.

 

 

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