La nueva oposición

09.06.2012 03:44

 

No sería dable acusar con razón al presidente Santos de participación en política por andar ofreciendo casas sin cuota inicial. En realidad, ha salido en defensa de aquellas familias colombianas, de las que bien puede volverse a decir que… “tener casa no es riqueza pero no tenerla… ¡Qué pobreza!”…

Tampoco podría acusarse al alcalde Petro de participar en política por haber presidido la “Marcha Blanca” en protesta contra el “Robo a la Salud”, nombre dado al debate que hace más de un año destapó el senador del Polo, Jorge Enrique Robledo.

Una de las funciones primordiales de cualquier mandatario, aquí y en Cafarnaúm, es la defensa de los más vulnerables, en todos los sentidos. Así, el presidente Santos ha salido en defensa de los más pobres, y el alcalde Petro en defensa de una población (al menos la de Bogotá) que, en el campo de la salud, sigue siendo víctima de un tratamiento asqueroso, corrompido e injusto.

No es nuevo lo del gobierno nacional. De hecho, todos los gobiernos en vísperas electorales desempolvan su mejor arma, la del populismo, para atraer a su causa a la mayor cantidad de electores posibles. Con más veras lo hacen hoy en día que opera la reelección presidencial.

Lo del alcalde Petro, sí es nuevo. Podría incluso hablarse de una nueva variante de oposición al régimen tradicional, emprendida desde el mismo gobierno. Algo así como un moderno Caballo de Troya que camufla en su vientre al enemigo.

Algo por el estilo se ha visto desde el gobierno departamental de Fajardo en Antioquia. Probablemente también desde otros gobiernos locales esté germinando el cambio, aunque de momento no luzcan en los medios con la misma fuerza de estos precursores.

Quienes, desde la inmortal frase de Gómez Hurtado… “Hay que tumbar al régimen”, vengan haciendo algo por la causa desde la perspectiva democrática, no pueden menos que admirar la tenaz lucha de un senador como Robledo y, ahora, de un  gobernante como Petro.

Puede que el estilo de estos dos opositores al régimen no sea el mismo. Pero resulta evidente que la combinación de estas dos formas de lucha contra el régimen: la política y la administrativa, hace más visible la idea de que en el mediano plazo, Colombia pueda llegar a la conformación de un régimen más cerca de las necesidades generales de su población que de los particulares intereses de sus privilegiados.

 

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