La idiotez hecha política

16.10.2010 11:04

 ¡Arriba el dólar!.- 

El Espectador (09/10/10), informó que el Banco Agrario había otorgado préstamos de salvamento a por lo menos 100 empresas de flores por valor de 224 mil millones de pesos.

Cuando se dice “de salvamento”, ello indica que debió haber sido a tasas de interés muy bajas, con años de gracia y periodo muerto para iniciar su amortización, que es como se “salva” a las empresas que explotan, entre otras cosas, a los más pobres de la clase obrera colombiana, especialmente mujeres cabeza de hogar y menores de edad.

Hoy (16/10/10), una semana después, la Corporación Cactus, en una nota sobre “Campaña por el trabajo decente”, denuncia que (…) “existe conmoción en el Banco y en entidades de control que están adelantando las investigaciones pertinentes porque hay indicios de que algunos  floricultores giraron los capitales de la empresa, con los dineros públicos incluidos, a cuentas en el extranjero antes de contactar al Banco Agrario para renegociar sus créditos”.

Esto no parece nuevo. El columnista de El Nuevo Siglo, Gabriel Ortiz, acaba de regresar de una gira de trabajo por Estados Unidos denunciando que (…) “Al parecer algunos floricultores han utilizado los créditos superblandos y los subsidios, a solvencias diferentes a las que persigue el esfuerzo estatal. Por ejemplo, no pagan los salarios, mucho menos los parafiscales, ni los compromisos con los proveedores y ni se diga las cuotas de los préstamos que les otorgó el Banco Agrario. Ese dinero se ha ido deslizando hacia el exterior y hacia otros menesteres”.

Por estas empresas son por las que nos tenemos que romper la dorsal, unos, trabajando de sol a sol, y otros, absorbiendo inflación para que, por medio de una mano de obra regalada y un precio de dólar alto, ellas puedan ser competitivas en el exterior.

Quijotada incluida, vaya y venga lo de la explotación laboral; lo de los créditos superblandos y hasta lo de la tasa de cambio “competitiva”. Pero, que fuera de ello, estos vivos se vayan con nuestra plata a hacer empresas en el exterior, ahí si no hay derecho. Es lo que denuncia el columnista cuando dice: (…) “He podido observar que las flores que invaden los mercados estadounidenses ya no son colombianas sino ecuatorianas. Es muy poca la flor procedente de nuestro país. Pero estudiando lo que está ocurriendo, descubrimos que la generalidad de los cultivadores de flores del vecino país, son colombianos. Eso estaría bien, si ese esfuerzo por establecerse en otras áreas, como Ecuador, Costa Rica y hasta México, lo hicieran con sus propios recursos”.

En la época de Ortiz (que también es la mía), cuando mariconadas como éstas se nos presentaban solíamos decir que… “llegando al culo no son chanzas”.

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Fin de folio: En eso sí estoy muy de acuerdo con el genial Camilo José Cela cuando, días antes de morir, produjo su soneto sobre la “Donación de órganos” en el que dice que, dona todo menos el culo: (…) “Pues, siempre existe un confuso, que pueda darle mal uso, al culo que yo doné. Muchos años lo cuidé, lavándomelo a menudo, para  que un cirujano chulo, en dicha trasplantación, se lo ponga a un maricón, y muerto me den por el culo”.

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