LA CORTE HACE TRIZAS LA DEMOCRACIA

26.10.2018 12:59

Sentencias de tumbo en tumbo

 Cuando la política entra por la puerta,

la Justicia salta por la ventana: George Washington

 

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Perspectivas políticas

RED-GES/El Satélite

Octavio Quintero

Director

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Creímos haber dejado en firme el principio de que la categoría de derechos fundamentales, como los políticos, está por encima de las normas emanadas del derecho administrativo, y solo pueden ser restringidos por sentencia judicial, con arreglo al debido proceso.

Esto fue lo que nos quedó en resumen de la destitución del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, por el procurador, Alejandro Ordoñez en enero del 2014; destitución que en principio acató el presidente Santos y luego tuvo que echar atrás ante medida cautelar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), proferida a fin de garantizarle sus derechos políticos… Y el alcalde pudo terminar, así, su mandato popular.

Pues, no… Otro tumbo jurídico de la Corte Constitucional sobre inhabilidades electorales, nos deja en “pendiente” esa asignatura jurídico-política, al declarar exequibles las disposiciones que inhabilitan a quienes están cobijados con sanciones fiscales” de la contralorías para acceder al desempeño de funciones y cargos públicos, incluida la posibilidad de ocupar la Presidencia de la república.

Curiosamente, por decir lo menos sin suspicacia, el fallo se expide en momentos en que parece inatajable la llegada de Petro a la Presidencia en el 2022, a no ser que se le aplique lo que ahora se conoce como “persecución judicial”, eso que la derecha viene aplicando a los líderes de la izquierda en Suramérica: Dilma Rousseff y Lula da Silva, en Brasil, casos ejemplares.

En efecto, sobre Petro pesa una sanción fiscal de la contraloría de Bogotá que le impuso una multa de 200.000 millones de pesos por bajar las tarifas de Transmilenio en “horas valle.

El nuevo tumbo jurídico de la CC desconoce la jurisprudencia ya desarrollada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso ejemplar de Leopoldo López Mendoza, en Venezuela, a quien se le impidió en el 2008 presentarse como candidato a la alcaldía de Caracas, al pesar contra él, una sanción de la Contraloría General por el presunto uso indebido del presupuesto.

En su artículo 23.2, sobre “Derechos Políticos”, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), dispone:

 (…)

“La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades (…), exclusivamente por (…) condena, por juez competente, en proceso penal” …

Es decir, lo que ha hecho la CC de Colombia, al avalar como inhabilidad electoral las responsabilidades fiscales (acto administrativo), es desconocer el Pacto de San José, que desde su mismo artículo 1º , dispone la obligación de “respectar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.

Peligrosamente la Corte está empujando a la sociedad colombiana a soluciones de hecho, pues, a este fallo sobre inhabilidades electorales se puede sumar el fallo sobre las consultadas populares que prohibió cuando se relacionan con la exploración y explotación de recursos petroleros o mineros.

Si Petro convoca a la sociedad a apoyarle en la defensa de sus derechos políticos, a las poblaciones municipales no habrá necesidad de que nadie las convoque porque, si algo ha calado en la conciencia ciudadana en los últimos años, es la defensa de la vida desde la perspectiva de un medio ambiente sostenible y sustentable. Y si a todo esto sumamos los rebosos sociales dados con motivo de las crisis en la salud y la educación, y si le agrega a este caldo de cultivo las trizas del proceso de paz, la olla a presión nos puede explotar en la cara en el momento menos pensado.

Un sabio consejo de alguien dice que no hay que poner a nadie contra la espada y la pared porque entonces luchará por su vida a muerte. Y si ese, no es alguien en particular sino todo un pueblo, cada cual póngale imaginación al maremágnum social.

 

 

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