La chequera se apodera de Las elecciones en EE.UU
21.10.2010 07:15Estados Unidos se encamina este dos de noviembre a las elecciones legislativas más caras de su historia: según los analistas, hay de por medio algo así como 3.500 millones de dólares, especialmente financiados por empresarios y kilo millonarios que, amparados en una laxa libertad de expresión, gozan ahora de licencia para financiar en forma oculta a sus candidatos.
En efecto, a un nivel desconocido hasta hoy, el poder económico está derramando dólares a borbotones, lo que hace expresar a analistas como Tim Rutten, de los Angeles Times, que “tras la votación, se podría constatar que las grandes fortunas fueron mucho más determinantes que el mismo electorado, a la hora de definir los resultados”. Y concluye: “Todo esto nutre, por supuesto, la percepción popular de que los grandes intereses, y no los ciudadanos, son los que determinan en gran medida las elecciones en este país”.
La lucha política se centra, como siempre, entre Demócratas y Republicanos, aunque los analistas miran con detenimiento la irrupción de un movimiento populista de extrema derecha denominado Tea Party, que puede resultar la sorpresa política mayor de esta mitaca en los últimos años.
Obviamente, y más en Estados Unidos, hay muchos intereses en juego. Pero, últimamente, en el coloso del norte afloran señales de cansancio democrático que lo asemejan a las rémoras de esos otros mundos que ellos condenan: una importante mayoría del electorado desaprueba a toda la clase política; y la libertad de expresión, por la que tanto lucha el Imperio, está ahora condicionada, más que nunca, al saldo de la chequera.
Los analistas pronostican una fuerte abstención, a juzgar por sendas encuestas del Washington Post y el ABC News que indican que el índice de aprobación del Congreso entre los electores es apenas del 23 por ciento, es decir, como en cualquier “república banana”.
El mapa político en Estados Unidos, para que hagan sus cuentas al cabo de estas elecciones sobre quién ganó y quién perdió entre Demócratas y Republicanos, se establece por ahora a favor de los demócratas que controlan la Cámara Baja con 255 escaños frente a 179 de los republicanos; la Cámara Alta con 59 frente a 41, y detentan el poder en 26 de los 50 Estados.
Esta balanza de poder está por cambiar: casi todos los pronósticos apuntan a una derrota de los demócratas en la Cámara Baja, y la posibilidad de que también pierdan la mayoría en el senado, lo que sumiría a la administración de Obama en un lánguido atardecer de dos largos años.
Un punto final atrae también la mirada de los analistas: el alto nivel de indecisos que todavía no saben por qué partido votar. Según una encuesta del influyente Cook Political Report, esto pone en duda la asignación de por lo menos 87 escaños en la Cámara Baja que determinarán el alto o bajo nivel de derrota de los demócratas que, según esos mismos pronósticos, de todas maneras se dará.
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