Hagámonos pasito

26.11.2012 04:42

 

Mirando para adentro, aquende Nicaragua o la Habana, estamos pendientes de la publicitada “cumbre” Santos/Petro, hoy lunes, al cabo de unas tensas semanas de enfrentamiento entre ambos, con idiota útil de por medio.

A Santos no le basta con ser Presidente… También quiere ser Alcalde de Bogotá. Es la parte enfermiza del poder centralista que lo quiere todo, como Juanito que, cuando le preguntaban  cómo quería los huevos él respondía: “ahí, encimita de la carne”.

Y valga la aclaración: el centralismo no es solo bogotano. El chalán paisa, (por citar otro más) fue, al mismo tiempo que Presidente, gobernador de Antioquia y alcalde de Medellín; ministro de todo y general de todos, y hasta juez promiscuo en sus famosos Consejos Comunitarios.

El problema de Santos es que no tiene Alcalde de bolsillo en su ciudad natal, como sí lo tuvo Uribe. Por eso Santos, apelando al ponqué burocrático, viene creando, adscritas a la Presidencia, toda suerte de “Consejerías”, como esa de Lucho que nadie sabe qué hace; o la de Gina, que todo el mundo sí sabe qué hace: joder a Petro, con excepción de la primera acepción dada por el DRAE.

El segundo motivo del coge-coge con Petro, es dominar un mercado electoral que pone y quita presidentes; no por la calidad del voto sino por su cantidad. Y ese mercado electoral tiene dos destinos manifiestos: su reelección inmediata y la posterior de su sucesor, Vargas Lleras; y, viéndole bien, un tercer destino: la elección de Gina Parodi como sucesora de Petro.

En la puja se pone de manifiesto la mala leche de la politiquería cuando, para lograr sus fines, la destrucción del rival es el estilo; no su emulación o superación de su propuesta en bien de la sociedad, sino el apabullamiento del otro en pro de mi interés particular.

Petro no está loco, como acusan sus detractores. Los tiene locos, porque en ese escenario de controversia clientelista, más que política o ideológica, está en juego la idiosincrasia centralista, la reelección de Santos, la Alcaldía de Gina y la anhelada Presidencia de Vargas Lleras y, por supuesto, el ego de Petro y su propia Presidencia in péctore.

No es poca monta lo que está en juego. De la “cumbre” de hoy lunes, quizás se acuerde un “hagámonos pasito” y nada más.

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