Habemus Fiscal

26.03.2012 07:44

 


Si no fuimos capaces de “tumbar el régimen” con Gómez Hurtado, habrá que esperar que se caiga solo bajo el peso de decisiones tan infortunadas como la elección del nuevo Fiscal.

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Un “establisment”, que se da el lujo de afrentar a la sociedad con la elección de un Fiscal General, defensor de turbios negocios y enjuiciados corruptos, es prueba de que ha caído a lo más hondo de su inviabilidad y sostenibilidad.

 

No le ha hecho honor la Corte Suprema,  ni a su tradición ni  a su condición de “Suprema”,  porque su decisión no cierra sino que abre un oscuro capítulo que, por sus primeras líneas, podemos deducir el entramado de lo que será el ejercicio de un Fiscal que, al decir de un ingenioso en Twitter, tendrá que declararse impedido en todo aquello que tenga que ver con parapolítica, Yidispolítica y corrupción.

 

Nunca antes como en este caso se ve tan clara la sentencia que dice… “Es mejor malo conocido que bueno por conocer”: Se nos cambió una Fiscal General, por defectos de forma en su elección, por otro con defectos de fondo en su condición moral.

 

La visión anticipada de Gómez Hurtado cuando instó a la sociedad de 1995 a “tumbar el régimen”, es patética hoy, cuando un pináculo de ese régimen pasa por alto tan protuberantes impedimentos morales y éticos para elegir a quien debe estar lo más alto posible por encima del bien y del mal para erigirse como supremo acusador en un país abrasado por el crimen y la corrupción por todos sus costados.

 

La debida y pronta aplicación de justicia en un Estado de Derecho, no puede esperarse como un albur o gracia de quien la reparte. Es un derecho que debe rodearse de la mayor garantía. Y los antecedentes profesionales del nuevo Fiscal, Eduardo Montealegre, no son garantía de imparcialidad en asuntos que involucran a la sociedad en su conjunto como, por mencionar un solo tema, el llamado “robo a la salud” dentro del cual, Montealegre era defensor, ni más ni menos, que del implicado mayor: Saludcoop.

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