Entre gustos sí hay disgustos

18.02.2013 05:32

 

 

Por principio se debe dudar de todo resultado obtenido mediante encuesta de opinión, incluyendo las sacrosantas elecciones, pilar de la democracia, de las que ya sabemos sus marrullas.

Casi todos los medios de comunicación –nacionales e internacionales- adelantan encuestas periódicas sobre distintos personajes de la política y la empresa, principalmente.

Quizás porque hoy vemos más que leemos, las encuestas de los noticieros de TV se han hecho famosas en sus mediciones periódicas de la imagen de los gobernantes: Presidente, gobernadores y alcaldes de capitales.

Toda encuesta tiene sesgos insalvables o premeditados, pero los tiene, dados por distintas circunstancias: el número de encuestados; su distribución social y geográfica; la edad y los sexos; sus ingresos económicos y, hasta por la misma hora: lo que uno piensa en la noche puede ser distinto a la mañana siguiente.

No se puede desconocer que las encuestas muestran tendencias que, libres de polvo y paja, ayudan al raciocinio en temas específicos. Pero cuando se utilizan como bálsamo de narcisistas y ególatras, resultan francamente perversas.

Una encuesta de estas presenta al gobernador de Cundinamarca, Álvaro Cruz, como al mejor gobernador de todos; y al alcalde de Tocancipá, Carlos Julio Rozo, como al mejor de Cundinamarca, en el año 2012.

El medio afirma que la selección se logró tras una votación inicial de sus lectores, que no dice ni cuántos fueron ni qué autoridad la auditó, porque este tipo de encuestas, cuando son serias, son auditadas por alguna firma reconocida. Luego presenta como jurado responsable a un par de entidades y organizaciones anodinas.

Sobre el gobernador de Cundinamarca, una encuesta de CM& del 2012 lo ubica en un modesto lugar en el escalafón de los mandatarios seccionales, con apenas un 67% en promedio.

Y sobre el alcalde de Tocancipá, discutible resulta también que sea el mejor de Cundinamarca cuando ni siquiera se destaca en su ámbito de Sabana Centro, y muchos lo ponen por debajo de sus vecinos de Sopó y Gachancipá.

Es una lástima que los llamados medios alternativos, alrededor de los cuales se ha ido construyendo una información que no tiene cabida en los grandes medios convencionales, también este cayendo en la tentación de manipular a la gente en provecho propio.

Y es en este sentido en que esta nota de El Satélite se extiende: respetamos las particulares tendencias y afectos de los colegas y sus medios, pero nos importa, y mucho, lo que están haciendo con el periodismo y su función más vital que es ser, en lo  máximo de lo profesional y humanamente posible: Independiente – Veraz – Imparcial.

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