EL URIBISMO VERGONZANTE

28.03.2021 10:47

LA PROPUESTA DE LOS VERDES: 

DISPERSAR Y CAMBIAR PARA QUE TODO SIGA IGUAL

 Sin duda alguna, tranquiliza al uribismo. Veremos a los medios masivos hablando de Fajardo, mientras le echan tierrita a las investigaciones de la Contraloría contra el matemático enamorado de las ballenas jorobadas.

--

Germán Ayala Osorio

Comunicador social-periodista y politólogo

Fuente: La otra tribuna (https://bit.ly/2Pdvzdm)

-- 

El desastroso manejo que de la pandemia viene haciendo el gobierno de Duque y la pérdida del teflón que por tantos años protegió la imagen, mediáticamente inmaculada de Uribe Vélez, tienen a la Derecha y a la ultraderecha de Colombia desesperadas y preocupadas por la enorme posibilidad de perder el control del Estado, con el único candidato que los puede derrotar en las urnas: Gustavo Francisco Petro Urrego. Tanto es el desespero, que lanzaron tempranamente a la escena preelectoral al hijo de Uribe, un párvulo arrogante que desconoce ampliamente la función pública. En ese mismo sentido apareció la figura del congresista Carlos Felipe Mejía, que actúa más como un “perro rabioso” que como un político capaz de asumir la tarea de guiar los destinos del Estado colombiano.

El ya evidente cansancio que exhibe la opinión pública y sectores amplios de la sociedad alrededor de la figura de Uribe como el gran elector, tiene a líderes del Régimen político preocupados porque no aparece una figura política descollante que sea capaz de aglutinar los intereses del Centro y de la Derecha más recalcitrante del país.

Al no contar la Derecha con un candidato presidencial carismático y sin tacha, la tarea de extender en el tiempo las circunstancias ilegítimas en las que opera el actual Régimen de poder en Colombia las asumió el Partido Verde y lo que se conoce como la Coalición de la Esperanza. Este grupo de políticos se asumen como alternativos, soportados en la idea de que el país debe superar la “polarización” y eso solo será posible con ellos. Lo primero que hay que decir es que tal escenario no existe. Y allí radica el error o el pecado original del que parten quienes confluyen en esa coalición. Lo que existe es la radicalización de la Derecha y de la entronización de un discurso que desprecia a todo aquel que piensa distinto. Más claro: a lo que asistimos hoy en Colombia es a la extensión y la entronización del pensamiento único o a la reedición del unanimismo ideológico vivido entre 2002 y 2010.

La Dirección Nacional de la Alianza Verde, como alfil de la Derecha y simpatizante de específicos agentes del Establecimiento colombiano, insiste en ubicarse en un espectral Centro para engañar a los electores, diciéndoles que son la alternativa entre el que diga (dirá Uribe) y el Pacto Histórico que propone Petro.

Por lo anterior, la Alianza Verde le comunicó al país su ruta político-electoral, sostenida en la estratagema de insistir en el fortalecimiento de las precandidaturas de Camilo Romero, Carlos Amaya, Jorge Londoño, Iván Marulanda, Sandra Ortiz y Antonio Sanguino, cuando todos sabemos que su real interés es llevar a la Presidencia al insustancial Sergio Fajardo Valderrama. El mismo exgobernador de Nariño calificó como una <<falta de vocación de poder>> insistir en seis precandidaturas. Después de conocerse el comunicado de prensa de la colectividad, Camilo Romero anunció el lanzamiento de su candidatura presidencial, al parecer, por fuera de los intereses de la Coalición de la Esperanza.

En el punto 3 del comunicado oficial de la Alianza Verde, la Dirección Nacional advierte que acogerán a los precandidatos y organizaciones políticas de la Coalición de la Esperanza, de la que hacen parte Sergio Fajardo y Humberto de la Calle, entre otros. Se trata, sin duda alguna, de una convergencia de políticos y de fuerzas políticas individuales que buscan la aprobación de los sectores del Establecimiento que a pesar de que reconocen la mala hora por la que pasa Uribe Vélez, exigen garantías de que sus candidatos no intentarán cambios estructurales o sustanciales en las maneras como viene históricamente operando el régimen de poder. Y esas garantías de “cambiar para que todo siga igual” las brinda la Alianza Verde y la auto proclamada Coalición de la Esperanza. El forzado, pero atractivo nombre expresa con meridiana claridad el talante de quienes unirán esfuerzos en segunda vuelta para intentar derrotar a Petro y de esa manera, apostarle a cogobernar con el uribismo.

Con el juego de la dispersión que se propone desde la Alianza Verde y la Coalición de la Esperanza se busca evitar que Petro y su Pacto Histórico y el que diga Uribe ganen en primera vuelta. De esa manera, y dependiendo de los resultados en esa instancia inicial, confirmarán su apoyo a Sergio Fajardo. El exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia es el candidato-ficha que le sirve a los máximos agentes de poder del Establecimiento y al llamado “uribismo”, en la medida en que el país conoce el enorme respeto, simpatía y hasta miedo, que Fajardo siente por el expresidente Uribe Vélez. Contar con el apoyo económico y político del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), es garantía suficiente para que otros grupos empresariales le apuesten a la candidatura de Fajardo, a pesar de las responsabilidades ambientales, penales y fiscales que debe asumir por lo acaecido en el hasta ahora fallido proyecto de Hidroituango.

Así las cosas, el panorama político-electoral se aclara un poco para el uribismo y para los líderes del Establecimiento colombiano. Sin duda alguna, el camino propuesto por la Dirección Nacional de la Alianza Verde tranquiliza a la Derecha y a la ultraderecha. Veremos en lo consecutivo a todos los medios masivos, escritos y audiovisuales, sin excepción, hablando de Sergio Fajardo y de su posibilidad de llegar a la Casa de Nariño, mientras le echan tierrita al auto de la Contraloría General de la República con el que se le imputó cargos al matemático y enamorado de las ballenas jorobadas que visitan el Pacífico colombiano.

 

 

—————

Volver