El que con lobos anda...

10.12.2012 07:30

 

La cadena de corrupción que la revista Semana (09/12/12) acaba de denunciar con pelos y señales en el sector de la minería, nos deja la sensación de que, alguien que haya entrado a esa cueva de Rolando, difícilmente pudo salir inmaculado.

El caso del empresario Héctor Julio leal en Tausa, Cundinamarca, enlaza corrupción desde la Alcaldía Municipal hacia arriba, pasando por despachos de la CAR, Ministerio de Minas, Ingeominas, el Congreso, la Procuraduría Ambiental y la propia Procuraduría General.

La historia es sintomática; es la constante dentro de ese sector minero que, el propio presidente Santos, ha elevado a “locomotora” del desarrollo nacional, sin cerrar antes los atajos por los que cursa la corrupción pública y privada, libremente, como el agua al mar.

La historia de Semana se refiere a una mina de carbón en Cundinamarca, pero, mutatis mutandis, es la misma a toda la actividad minera, sea de lo que sea: carbón, petróleo, metales preciosos o simples agregados de cantera para la construcción.

El caso de Héctor Julio es el mismo de chucho, Jacinto o José que se replica en todo el país. Piense el sitio, y póngale la firma. La crónica no deja la menor de duda de que la corrupción campea el negocio minero, desde los mismos despachos municipales hasta las altas esferas nacionales.

Y la reflexión es sencilla: ¿Podríamos confiar en la honestidad de alguien extraído de ese sector para regir los destinos públicos de un municipio, precisamente azotado por una intensa y extensa explotación minera?

Aquí no se trata de estigmatizar a nadie. Se trata de aterrizar, así sea de bruces, en una realidad monda y lironda que no se disipa con enterrar la cabeza en la arena. Lo menos que pudiera esperarse de un funcionario público inmerso en ese mundo de corrupción es que se declarara impedido a la hora de tomar decisiones en torno a su jurisdicción, como para mandar una señal a la sociedad de su imparcialidad.

Tristemente Semana nos descubre un Leviatán contra el que venimos luchando, y lo seguiremos haciendo, en defensa de una población y una sociedad que cada día nos ofrece mayor aceptación y respaldo lo que, de vuelta, nos compromete también más a seguir luchando por su mejor futuro y buena suerte.

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