El microtráfico se nos metió a la casa...

Y es el problema a combatir.

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Hemos escuchado con insistencia en los últimos meses el llamado de Colombia a la comunidad internacional para replantear la lucha antidrogas e incluso en más de un foro de talla mundial se oyen voces a favor y en contra de la legalización.

El asunto trasciende las fronteras de la simple represión al cultivo, recolección, procesamiento, embarque, transporte y comercialización de sustancias ilícitas que alteran el comportamiento humano y generan multimillonarias ganancias a sus promotores que a su vez montan grandes escuelas criminales para el sicariato, la trata de personas, el lavado de dinero y la corrupción de ciertas agencias del Estado.

Como se sabe, después de un intenso debate, la Corte Constitucional de Colombia aprobó que no se puede judicializar a quienes porten la dosis mínima de estupefacientes, es decir, quedó legalizada la dosis mínima. Pero, ¿pensó la Corte Constitucional en las graves consecuencias que paulatinamente traerá esta decisión?

 Los consumidores de la dosis mínima, ¿en dónde se proveerán de su ración? Y a qué precio? Lógicamente que acudirán a los expendios clandestinos que sin lugar a dudas poseerán altas cantidades de estos productos que a su vez, de cualquier manera son abastecidos por los grandes capos de la droga y por supuesto, el llamado  negocio del microtráfico aumentará considerablemente generando mucha violencia entre los expendedores clandestinos que compiten a sangre y fuego por conquistar y mantener a sus mercados.

Si la Corte Constitucional tomó la decisión de legalizar la dosis mínima, por qué no pensó en sus nefastas consecuencias que las ha podido evitar? ¿Cómo? Simplemente disponiendo que la dosis mínima sea distribuida por el mismo gobierno y si en los expendios clandestinos cuesta por ejemplo $ 20.000, que el gobierno la venda a $ 1.000. Con esta decisión, prácticamente se acabaría el negocio del microtráfico, porque ya no sería rentable para quienes la expenden.

Para ejercer control, el gobierno debería disponer de algunos sitios severamente vigilados en donde se lleve un estricto registro de las personas que utilizan esta dosis mínima. ¿Ahora, quedó regulado que la dosis mínima es para determinado tiempo?

 Las leyes no deben tener consideraciones intermedias sino que deben estar en uno u otro extremo, o se sanciona drásticamente a todo el que consuma o expenda drogas o se legaliza totalmente la comercialización de la droga, que legalizada perdería sus jugosas utilidades por las que se generan violencia de toda clase y se incita a su consumo para acrecentar mercando de consumidores.

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José David Name

(Senador)