EL CASO BIERI

24.01.2019 09:17

El abuso de poder, es un delito

Prefacio

El servidor público que, con ocasión de sus funciones o excediéndose en el ejercicio de ellas, cometa acto arbitrario e injusto, incurrirá en multa y pérdida del empleo: Código Penal, art. 416. En Colombia, no habrá censura: art. 20, Constitución Nacional.

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Editorial REDGES

Octavio Quintero

Director

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La insolente actitud del señor Juan Pablo Bieri no se puede quedar en una viral de tuíteres rechazando su soberbia, esa sí censurable, como funcionario público. Ese señor ha violado la constitución y la ley y debe ser destituido por su nominador o la Procuraduría ya que, esperar la renuncia de un sinvergüenza, es utopía.

Los periodistas y los medios todos, a más de solidarios con el colega, Santiago Rivas, conductor del programa ‘Los puros criollos’, y la sociedad entera, debieran sentirse lesionados en lo más profundo de su razón de ser: la libertad de expresión y de opinión. No existe ninguna posibilidad de que, sin ese derecho fundamental, funcione ninguna democracia.

Llegamos a la constituyente del 91 por muchas razones, y una de ellas, tal vez no muy visible pero sí muy sensible al ciudadano en general, fue la arrogancia que se sentía en lo que comúnmente llamamos burocracia. Por eso, al momento de definir constitucionalmente la función pública, el constituyente, Abel Rodríguez, dijo, hace ya 28 años que …

«La comunidad está cansada de esos servidores públicos que han hecho del Estado un patrimonio partidista o grupista o personal, o que utilizan el ejercicio de las funciones propias de su cargo, no para servir a la ciudadanía, sino para someter a los ciudadanos; y quiere el pueblo de Colombia, con absoluta seguridad, que la Constitución le ponga freno a esta situación (…)».

Pues, al parecer, también en esto como en todo, la Constitución la hemos convertido en un “saludo a la bandera”. Viéndolo bien, la actitud de Bieri no es más que el reflejo de la arrogancia desplegada por el Poder Ejecutivo:

“Me faltó tiempo para invadir a Venezuela”, dijo Uribe; “Ese tal paro no existe”, dijo Santos y, ese tal protocolo que se firmó con el ELN, tampoco existe para Duque. Son tres expresiones de soberbia al paso, emanados en su momento de la propia cabeza del Ejecutivo.

¿Y qué tal la indolencia del sistema de salud, un servicio público al que se le atribuyen más víctimas que a la misma violencia y que, últimamente, ha convertido a los millones de afiliados a las EPS en mercancía que se compra y se vende, como es el caso de Medimás?

Son solo dos ejemplos patéticos que reflejan la persistencia de lo que advirtió en 1991 el constituyente Rodríguez, y que el caso Bieri, viene a rubricar: un servidor público que sigue creyendo que el Estado es un patrimonio partidista, grupista o personal…

No esperemos que el presidente Duque ordene su destitución. Casos más aberrantes nos está refregando en la cara, como el ministro de Hacienda y el fiscal general; tampoco esperemos que el desvergonzado renuncie. Nos queda la Procuraduría:

“En vos confiamos”. Si no, apague y vámonos.

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