EL ABRASADOR AÑO 2018

12.08.2018 09:01

No estamos preparados para 

el calentamiento global

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La Tierra, a punto de caer en un estado crítico. El planeta necesita urgentemente una transición a una economía verde porque la contaminación por combustibles fósiles amenaza con empujar a la Tierra hacia un duradero y peligroso estado invernadero

Residentes de Nueva Delhi en junio. El calor extremo afecta especialmente a regiones pobres como las del sur de Asia que ya registraban altas temperaturas.

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Fuente: The New York Times y AFP

Por: Somini Senguta

Colaboraron en la información: Christina Anderson, desde Estocolmo; Nick Cumming-Bruce, desde Ginebra, y Gene Palumbo, desde San Salvador.

Edición adaptada: RED-GES/El Satélite

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Este verano, tan caluroso y sofocante, se parece mucho al futuro que nos habían advertido los científicos en la era del cambio climático. Esta situación ha revelado que buena parte de los pobladores del mundo aún no están preparados para la vida en un planeta más caliente.

Las perturbaciones a la vida diaria han tenido un largo alcance y han sido devastadoras. En California, los bomberos intentan controlar lo que se ha convertido en el incendio más grande en la historia del Estado. Se espera que las cosechas de granos esenciales como el trigo y el maíz disminuyan este año —en algunos casos de forma muy pronunciada— en países tan distintos como Suecia y El Salvador.

El viernes 10 de agosto las autoridades informaron que la conflagración de California ha calcinado más de 71.800 hectáreas y ha arrasado alrededor de 1.600 edificios.

 

Este verano se registraron en Japón decenas de fallecimientos relacionados con el calor lo que demuestra que, como ya habían advertido los investigadores, la mortalidad por el calor extremo podría incrementarse.

A nivel global, 2018 se está convirtiendo en el cuarto año consecutivo más caluroso que se haya registrado desde 2015 en adelante. Esta cadena de récords es parte de un aumento acelerado en la temperatura desde el inicio de la era industrial, lo cual, según los científicos, es una clara evidencia del cambio climático ocasionado por las emisiones de gases de efecto invernadero.

“Ya no se trata de una llamada de atención”, dijo Cynthia Rosenzweig, quien dirige el grupo de impactos climáticos en el instituto Goddard para estudios espaciales de la NASA. “Ahora es un hecho para millones de personas en todo el mundo”, agrega.

En Europa, las plantas de energía nuclear han tenido que dejar de funcionar porque el agua de los ríos que deben enfriar los reactores está demasiado tibia. Olas de calor en cuatro continentes han provocado que colapsen las redes eléctricas. Pero hay que tener cuidado con identificar el calentamiento global como una nueva normalidad.

Una sección donde el nivel del agua se ha reducido en el Rin, cerca de Düsseldorf, Alemania, en agosto

 

Las temperaturas siguen aumentando y, hasta el momento, los esfuerzos para combatir el calor han fracasado. Los científicos concluyen que las olas de calor van a volverse más intensas y más frecuentes a medida que se eleven las emisiones. En el horizonte se vislumbra un futuro de fallas en los sistemas que amenazarán el suministro de necesidades básicas como los alimentos y la electricidad.

Para muchos científicos, este es el año en el que empezaron a vivir el cambio climático en vez de solo estudiarlo. Katherine Mach, climatóloga de la Universidad de Stanford, afirmó que algo ha cambiado para ella.

“Hace algunas décadas, cuando el problema del clima comenzó a estudiarse, el impacto se veía como algo que afectaría a otros, es decir, a las generaciones futuras o quizá a comunidades que ya batallaban con eso”, explicó, y añadió que la ciencia ahora puede relacionar sucesos climatológicos específicos con el cambio climático.

No, no es una concentración política… Es una piscina en Yongin, Corea del Sur, atestada de gente buscando refrigeración

 

Dentro de nuestra creciente incomodidad causada por la humedad y el esmog, ahora es una rutina científica determinar con precisión cómo los gases que atrapan el calor han aumentado los riesgos”, dijo. “Se trata de un cambio que estamos viviendo juntos”.

A nivel mundial, el récord del año más caluroso lo obtuvo el 2016. No fue algo completamente inesperado, pues ese año se presentó El Niño, el fenómeno climático del Pacífico que por lo general incrementa el calor.

Lo sorprendente fue que 2017, un año en el que no se presentó ese fenómeno, fue casi igual de caluroso. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), ese fue el tercer año más caluroso que se ha registrado; de acuerdo a la NASA, ha sido el segundo más caluroso.

Durante la primera mitad de 2018 tampoco hubo presencia de El Niño, pero fue el cuarto año más caluroso que se ha registrado, según la NOAA.

¿Qué significa todo esto? Para Daniel Swain, climatólogo de la Universidad de California en Los Ángeles, este fenómeno comprueba la precisión de los modelos matemáticos de la comunidad científica, aunque no necesariamente brinda tranquilidad.

“Vivimos en un mundo que no solo es más caliente de lo que solía ser, sino que aún no alcanza su nueva normalidad”, advirtió Swain. “Esto no es una estabilización”.

En este contexto, las emisiones industriales de dióxido de carbono crecieron hasta alcanzar niveles históricos en 2017, luego de mantenerse estables los tres años anteriores. Se descubrió que la presencia de carbono en la atmósfera alcanzó sus niveles más altos en 800.000 años.

A pesar de que hace dos años se firmó el Acuerdo de París para reducir las emisiones de gases que causan el efecto invernadero, la mayoría de los países que más contaminan en el mundo no cumplen con los objetivos de reducción de emisiones. Los países ricos tampoco están contribuyendo económicamente para ayudar a las naciones pobres a combatir las calamidades del cambio climático, aunque es un compromiso estipulado en el Acuerdo de París, del que se retiró Estados Unidos, el país más contaminador del mundo.

 

¿Cómo detener el calentamiento global?

Los científicos señalan que las personas deben cambiar inmediatamente su estilo de vida para ser mejores tripulantes de la Tierra.  Con reducciones significativas en la emisión de gases que provocan el efecto invernadero y cambios en nuestro estilo de vida (como reducir el desperdicio de alimentos, por ejemplo), es posible controlar el calentamiento.

Los combustibles fósiles deben reemplazarse por fuentes de energía de bajas o nulas emisiones, y deberían crearse más estrategias para absorber las emisiones de carbono, como poner fin a la deforestación y plantar árboles para absorber dióxido de carbono.

Dentro de la lista de acciones está la gestión del suelo, mejorar las prácticas agrícolas, la conservación de tierras y costas y las tecnologías de captura del carbono.

Lo que aún no sabemos es si el sistema climático puede 'estacionarse' de forma segura cerca de 2°C por encima de los niveles preindustriales, como prevé el Acuerdo de París.

Algunos gobiernos, nacionales y locales, están actuando. En un esfuerzo por evitar los fallecimientos relacionados con el calor, los funcionarios están prometiendo plantar más árboles en Melbourne, Australia, y cubrir los techos con pintura blanca reflectiva en Ahmedabad, India. Los agrónomos tratan de desarrollar semillas que tengan más probabilidades de sobrevivir al calor y la sequía. Suiza busca evitar que las vías ferroviarias se deformen con el calor extremo pintándolas de blanco.

Un campesino rodeado de maíz deshidratado en Usulután, El Salvador. En esa zona las temperaturas han llegado a los 42 grados Celsius durante este verano. 

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Los climatólogos también están tratando de responder más rápido y mejor. El equipo de Rosenzweig en la NASA intenta predecir la duración de las olas de calor, y no solo determinar cuándo podrían producirse, con el fin de ayudar a los líderes de las ciudades a prepararse.

También se están haciendo esfuerzos similares para prever la distribución de precipitaciones extremas con el objetivo de ayudar a los agricultores; además, investigadores de Atribución Climática Mundial trabajan para perfeccionar sus modelos y hacerlos más precisos.

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