DESCUBRIENDO EL AGUA TIBIA

09.10.2016 13:39

¡ALELUYA! HAY DELITO DE FRAUDE AL SUFRAGANTE

--Y tenemos en la mira un confeso pez gordo, para más veras

 
Temas y nombres/Grupo Editorial El Satélite
(Director/Octavio Quintero)
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Después del NO, la otra mejor cosa que le puede pasar al país es que la Fiscalía General abra investigación formal contra el exgerente de la campaña del Centro Democrático, Juan Carlos Vélez Uribe, por el delito de fraude al sufragante, tipificado en el artículo 388 del código penal, que a la letra dice:
“El que mediante maniobra engañosa, obtenga que un ciudadano o a un extranjero habilitado por la ley, vote por determinado candidato, partido o corriente política, o lo haga en blanco, incurrirá en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años.
“En igual pena incurrirá quien por el mismo medio obtenga en plebiscito, referendo, consulta popular o revocatoria del mandato, votación en determinado sentido”.
Este es un portento de mandato legal que tenemos escrito como adorno, y que si se aplicara con rigor, se podría depurar el ejercicio de la política en Colombia hasta devolverle su majestad en buena parte.
No debe haber un solo político en el país que pueda alzar la mano en señal de impoluto de fraude al sufragante, entre otras cosas, porque el populismo y la demagogia, formas sofisticadas de engaño (fraude) electoral, son la materia prima de la política.
Si el caso Vélez Uribe obedece a una consciencia judicial y no politizada –que parece ser--, vamos todos a contribuir con demandas, o al menos pistas, a la Fiscalía, para que arranque investigando, por ejemplo, al propio presidente Santos cuando con el engaño de apoyar la rebaja del aporte a salud de los pensionados y de restaurarle a los trabajadores activos las horas extras después de las 6:00 de la tarde, logró su reelección en el 2014…
Porque si es delito hacer ‘enverracar’ a la gente para que vote No, análogamente debe ser delito hacerla ilusionar para que vote SÍ.
Y el mismo presidente Santos sigue siendo ejemplo al canto cuando, diciendo que él podía formular en el plebiscito la pregunta que le diera la gana, violó la sentencia de la Corte al convocar a la gente a votar por “una paz estable y duradera” cuando de lo que se trataba era de refrendar unos acuerdos con las Farc que, en el mejor de los casos, si se daban todas las condiciones, apenas era una especie de paz parcial en el complejo mundo de la violencia que azota a Colombia.
Los hechos son tozudos: posplebiscito hemos comprobado que las Farc no tenían el plan B de emprender una guerra urbana al siguiente día de negados los acuerdos, como “reveló” el Presidente, nada más ni nada menos, que ante la Asamblea de la ANDI, en claro afán de meterle miedo a los electores.
¿Si hubiera ganado el SÍ, estaríamos a esta hora acusando al Presidente de fraude al sufragante? No, creo que no. Y sin embargo, mutatis mutando, los casos, Vélez y Santos, son iguales: el  primero ‘enverracaba’ a la gente para que votara No y el segundo la atemorizaba para que vota SÍ.
 

En síntesis

 
Esto no es una defensa de Vélez ni un ataque al hoy premio Nobel de Paz. Es el deseo de que la justicia le haga honor a su tradicional logo: el de la diosa Themis, vendada, con la espada de Damocles en una mano y la balanza en la otra, dispuesta a impartir justicia, caiga quien caiga.
Ojala, de verdad, qué bueno fuera que nos animáramos con Vélez Uribe a cambiar la cultura política de este país que, en el caso de los últimos presidentes, unas veces vota ‘enverracado’ contra las Farc y otras, ilusionado con su exterminio, por las buenas o las malas.
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Fin de folio.- Ojala los comisionados del SÍ y los comisionados del No, para salir de la encrucijada posplebiscito, no vayan a terminar como los bomberos, respetándose cada quien sus mangueras, o sus rabos de paja, mejor.

 

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