Cuenta de cobro a la izquierda

09.04.2012 14:51

 

Bogotá completó tres elecciones de Alcalde antirrégimen,  evidenciando una independencia electoral digna de encomio, tanto por la primera vez en que con Lucho se rompió la tendencia clientelista, como por la siguiente con Samuel (el indigno), y ahora Petro (el renegado).

En el transcurso de estos 9 años de gestión antirrégimen el balance social, que resulta innegable en muchos aspectos, queda opacado por el resultado político. No sólo ésta incursión democrática de la oposición no ha tenido continuidad en sus líderes, pues, el primer gobierno se abrió y el segundo se torció, sino que, este último de Petro, viene cuajando una gestión muy polémica y discutible que de fracasar se volverá a pasar como cuenta de cobro a la –por momentos- incipiente izquierda.

 “Tome pa’que lleve”, dicen por ahí: las equivocaciones leves o graves de Lucho, Samuel y Petro (y de Clara López en su “palomaza”), todas son culpa de la izquierda (“que no sabe gobernar”). Contrario a las prolongadas equivocaciones del régimen: graves, muy graves y letales, que siempre son culpa de sus representantes.

El inmenso esfuerzo que tiene que hacer un dirigente de izquierda para alcanzar reconocimiento público es incalculable, en tanto que los dirigentes del sistema, herederos de la clientela de sus mayores, pelechan a la sombra de la burocracia política y administrativa y van surgiendo como los magos de Aladino.

Quien pasando de los 60 quiera revisar la nómica de los que hoy están en la palestra del régimen, se encontrará con apellidos familiares que en su juventud le trazaron el pobre destino a su generación: Santos, Lleras, Pastrana, López y Turbayes, herederos a su vez de otros Santos, Lleras,  López y demás, por darles una pista…

“Ahí están… Esos son, los que venden la nación”, dice el canto lastimero de Garzón y Collazos. Y ellos mismos se responden en otro canto heroico: “Ahora sí entiendo por  qué, hablan de rivolución”.  

 

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