COSECHANDO TEMPESTADES...

08.02.2018 07:31
 
UN HUEVAZO NO SE LE NIEGA A NADIE
 
 
Editorial RED-GES/El Satélite
Director: Octavio Quintero
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Las particulares condiciones en que el candidato presidencial Timochenko ha tratado de desarrollar su campaña política hacen que los reflectores de los medios se posen sobre su figura porque se considera noticia lo que haga, diga o deje de hacer o decir.
 
Y, entonces, desde que le faltaron al “respeto” en Armenia –y los medios le dieron al evento el gran despliegue que se vio—, dese por seguro que de aquí en adelante no faltara quien le reciba a los huevazos en sus próximas correrías. Fue lo mismo que pasó ayer miércoles, en Cali y Yumbo.
 
Las manifestaciones de rechazo a los comandantes guerrilleros no tendrían nada de particular sino fuera porque son precisamente los mismos que ayer nada más, andaban en el monte bajo la bandera de la revolución que devinieron en terroristas, asesinos, secuestradores, extorsionistas, inhumanos y, también, como narcotraficantes directos o como ejército mercenario de narcotraficantes.
 
Su aparición ahora en la plaza pública, sin rendir cuentas ante la justicia, refleja la inmadurez del proceso de paz que forzó el presidente Santos con las Farc, en el que las víctimas y la sociedad civil en general, quedaron marginadas o se les desconoció abiertamente su opinión, como ocurrió con el famoso plebiscito del 02/10/16.
 
Pero, bueno, ya que dimos el primer paso adelante, pareciera que el proceso de paz, con todo lo controvertible que haya sido, no solo en el campo político sino, y especialmente, en el campo institucional, resultaría menos traumático seguir adelante que dar marcha atrás, un retorno a la fuerza y, entonces, estaríamos hablando de otro conflicto armado que seguramente tampoco tendrá la fuerza de tumbar al régimen, pero sí el suficiente aliento para avivar los fuegos de la confrontación entre el Estado y los grupos armados de la que, otra vez, las principales víctimas las seguiría poniendo la indefensa sociedad civil.
 
Seguir adelante no significa cerrar los ojos a las inconsistencias, sobre todo jurídicas, que se van desvelando en los albores del posconflicto. Seguramente, si se hacen algunas correcciones al proceso (no trizas, como pregona la extrema derecha), los ánimos pudieran calmarse porque, como hemos empezado a recibir a los exguerrilleros en la plaza pública, se corre un alto riesgo de acrecentar la animadversión y la intolerancia. Pensemos, nada más, en que lío nos meteríamos el día en que a Timochenko le pase algo grave o que, el ESMAD –que de eso gusta bastante—se exceda con la gente rebotada…
 
De momento, fuera bueno aconsejarle al candidato de las Farc que se quede “quieto en primera” y, por supuesto, a la gente, que contenga sus aspavientos, a no ser que por ellos estén recibiendo algún estímulo de la derecha que, si no toda, al menos es donde se atrincheran los halcones del conflicto eterno.
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Fin de folio.- Autonomía electoral es negarnos a ir a las urnas como seres poseídos por fuerzas ajenas a nuestra voluntad.
 
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TIMOCHENKO EN CALI

 
 
 
 
 

 

 

 

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