Compra/venta de votos, inclusive en blanco

El voto en blanco se ha venido cotizando en el mercado electoral desde su resonante y primer triunfo en Bello, Antioquia. Las informaciones de la fecha dicen que hubo incentivos económicos a los electores que votaron en blanco en ese municipio.

Ahora se dice que en el debate por la gobernación del Valle, también hay incentivo económico a quienes se decidan por el voto en blanco.

Si admitimos que la política en sus diferentes expresiones del poder Ejecutivo y Legislativo ha devenido en un producto más del mercado, no es raro que el voto en blanco entre a la canasta de la oferta y la demanda. Por eso es que hoy en día, el éxito electoral no depende del mayor o menor conocimiento del tribuno sobre las cuestiones de Estado, sino de las condiciones económicas del aspirante a un cargo o corporación de elección popular.

Si la pobreza ha venido incitando a la gente a votar con el estómago más que con la cabeza, resulta apenas lógico que el voto haya venido adquiriendo un valor de mercado, sea que se le pague al elector por votar así o asá. Cuando la pobreza acecha, la sobrevivencia pierde todo escrúpulo ético o moral.   

El resultado en el municipio de Bello y la campaña en el departamento del Valle por el voto en blanco, nos avisa que estamos entrando en una nueva estrategia electoral que puede devenir en   delictiva si, como parece, tanto en Bello como en el Valle, se compraron conciencias para votar en blanco.

La ardentía de la campaña por el voto en blanco en la contienda del Valle debiera tener un seguimiento especial de los organismos de vigilancia, control e inspección del proceso electoral porque, no faltaba más que también el voto en blanco pasara a ser parte de la subasta política que domina la democracia en Colombia, si es que a esto todavía se le puede llamar democracia.