
CEPEDA: SIN EL PAN Y SIN EL QUESO
10.09.2014 07:10Y dele con lo mismo
No es que Cepeda no pueda mencionar a Uribe en el debate, como equivocadamente lo señala la Comisión de Ética… Ni es que se quiera censurar al senador o al tema de parapolítica, ni menos proteger a Uribe o autoprotegerse algunos parlamentarios, que podría ser, pero no es el caso. Lo que no se puede es calificar el debate de Cepeda como de control político o juicio a Uribe porque eso es lo que está fuera de tiesto, pues, un senador no puede enjuiciar a otro senador, ni siquiera lo puede hacer una comisión o una plenaria… El juez natural de un senador es la Corte Suprema de Justicia, y mientras ello sea así, no hay tu tía.
Si el debate sobre parapolítica cambia de sujeto, por ejemplo, que se adelante contra el ministro de Defensa o del Interior, claro que el citador, en este caso el senador Cepeda, puede nombrar a Uribe cuantas veces quiera; y podría nombrar también al presidente Santos y a todos los generales activos o en retiro que considere involucrados directa o indirectamente en paramilitarismo… Y, por supuesto, cada quien que resulte involucrado tendrá su derecho a réplica y ahí se arma el debate.
Lo que pasa es que la terquedad de Cepeda, y en cierta forma las ganas de meterle un coscorrón directo a Uribe y de paso enfocar todos los reflectores de la prensa nacional e internacional sobre su cara, le obnubilan, al punto en que podría quedarse “sin el pan y sin el queso”, como dice el docto vulgo.
Solo promesas
El presidente Santos dijo en campaña que ante el mejoramiento de las condiciones económicas y de empleo desde su llegada al poder, se podía restablecer el pago de las horas extras nocturnas a partir de las seis de la tarde, y no después de las 10 de la noche como se estableció en la administración Uribe.
Seguramente esa promesa le generó mucha votación entre la clase trabajadora, y más, cuando decidió nombrar en el Ministerio de Trabajo a un exlíder sindical: Lucho Garzón.
Pero no hay peor cuya que la del mismo palo: ahora Lucho reconoce públicamente que anda pidiéndole concepto a los empresarios a ver si aceptan de buena gana revivir el pago de extras tan pronto como se pasa de las am a las pm, es decir, cuando se acaba el día y empieza la noche, que es lo normal en todo el mundo.
Otra charada
Con la misma intención proselitista prometió reducir del 12 al 4 por ciento el injusto aporte a salud que se les impone a los pensionados…
Seguramente también generó por ese lado una buena votación a cuenta de su reelección.
Pero a la promesa se le atravesó el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, que anda diciendo en los medios que “ni por el chiras” se puede aprobar esa reducción porque se descuadraría la famosa regla fiscal.
Una más…
También el presidente-candidato le alegró el oído a los concejales prometiéndoles una mejor vida más allá de la reelección a través de subsidios para vivienda, capacitación y pensiones… Y de esto, tampoco nada de nada.
Seguramente esto le generó una buena votación en la pasada campaña porque hasta los concejales que son los reyes del “cuento chino” también andan tomando de su propia medicina a cuenta del presidente Santos.
¿Qué más prometió Santos? Bueno, de todo porque la reelección de Santos terminó siendo como el camino al infierno: empedrado de buenas intenciones.
¿Quién tuvo la culpa?
“Un tubo tuvo la culpa”, decía la propaganda. Tanto el ministro de Hacienda como el de Trabajo andan diciendo que la decisión de reducir del 12 al 4 por ciento la contribución a salud de los pensionados y restituir el recargo por horas extras nocturnas es responsabilidad del Congreso. Como quien dice, Santos se lavó las manos con los ministros y los ministros con el Congreso y asunto arreglado.
La tesis que se impone aquí es la misma que establece que cuando algo es de todos no es de nadie. Así, como hay tantos congresistas, pues, no va a haber ningún responsable de que las sendas ilusiones pasen a ser sendas frustraciones más.
¿Quién manda a quién?
El patriarca costeño, Edmundo López Gómez, asume en su columna de El Universal que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, está desobedeciendo al presidente Santos al oponerse al proyecto de ley que reduce del 12 al 4 por ciento el aporte de los pensionados a salud.
Sería clara la desobediencia si el proyecto en cuestión tuviera origen gubernamental, o si ya el Presidente como tal, le hubiera dado respaldo. Pero no, el respaldo de Santos a ese proyecto fue a título de candidato en la campaña de reelección. Ahora que ya está reelegido, no ha dicho ni mu y es probable que soterradamente haya mandado al ministro Cárdenas a oponerse al proyecto. Es más, podría ponérsele la firma a esta hipótesis.
Muy forzado
El periodista que analizó la encuesta de CM& entre el presidente Santos y el vicepresidente Vargas Lleras, confunde gestión con imagen, porque afirma que el Vice supera al Pre a un mes de la elección ya que el porcentaje de aceptación de Santos es inferior al porcentaje de imagen de Vargas Lleras…
“Tan charro pa’ las comparaciones”, dice el docto vulgo.
Son capaces
“Se dan garra” los “ricos y famosos” con la campaña lanzada por el sector privado, con gran resonancia en los medios de comunicación. Y hasta el propio presidente de la Andi, Bruce Mac Máster se quitó sus zapatos y se puso los del otro diciendo “soy capaz”.
Todo lo que se haga por la paz es válido, hasta campañas tan ridículas como ésta que confunde la paz entre vecinos con la paz nacional. Una cosa es que el presidente de la Andi se calce los zapatos del otro por un instante, mientras alumbran los reflectores, y otra es que llegue a la mesa de concertación laboral con el mejor ánimo de pactar un buen salario, o al menos digno, para los trabajadores: seguramente de esto no es capaz…
La paz nacional va mucho más allá de estas campañas. Y ya lo admitió el jefe negociador del gobierno en la Habana, Humberto de la Calle, al reconocer en Medellín que una cosa es un acuerdo de paz y otra es un proceso de paz.
Ni tanto que queme al santo…
Este gobierno, que ha politizado la paz más allá de lo prudente, está a punto de revivir esa lapidaria frase de doña Berta Hernández de Ospina cuando, frente a la también hostigante campaña de paz de Belisario que llenó de palomas blancas todos los muros de las ciudades y todas las vías del país, expresó en el colmo del hastío: “Cada vez que veo una paloma, me provoca pegarle un tiro”.
Teoría y praxis
El habitual corresponsal de apuntes a diversas notas de esta sección, Mauricio Rivadeneira, nos comparte hoy dos observaciones: una sobre impuestos y otra sobre concesiones viales.
1. Cualquier fuente de impuestos es retardataria. Hay que aprender a contemplar otras fuentes que en un pasado fueron efectivas. La emisión anual, a bajo interés, que genera liquidez en la economía y disminuye el endeudamiento privado. Y para evitar lo que siempre dicen de la inflación, basta con disminuir la tasa de interés que regula el banco de la república.
2. Al César lo que es del César… Con relación a las concesiones viales, es justo dar a los contratistas un mínimo de circulación vehicular. De no cumplirse esta condición, terminarían los particulares haciéndole las vías a título gratuito al gobierno. La obligación es del gobierno. No lo olviden.
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