Carmenza Soto

Abuso al límite

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Alguien dijo: si tienes un fusil, puedes atracar un banco; pero si tienes un banco, puedes atracar al mundo.

La frase circula como anónimo en las redes sociales. Pero debiéramos saber quién fue el ingenioso compositor de la máxima para hacerle un busto en cada esquina.

La profusa literatura científica y vulgar que se ha dedicado al abuso de la banca en el mundo, tiene suficiente ilustración… Pero la discusión sigue porque el moderador, en la práctica el Estado, es connivente del abuso, ya que la dirección gubernamental es impuesta por el mismo abusador, a discreción de sus particulares intereses.

Yo creía saberlo todo: ¡pamplinas! En las últimas horas descubrí, en carne propia, que los cajeros automáticos (al menos el del BBVA) le cobran la operación al cliente, aunque no tenga plata. Es decir, si el cajero se queda sin fondos, en vez de activar el correspondiente aviso al público, deja que la gente llegue, adelante toda la operación y se quede esperando el dinero. Como sabe qué paso, repite la operación… y nada. Luego de entrar en pánico, creyendo que el cajero no le da plata pero sí le está descontando, procede entonces a pedir el saldo. Es entonces cuando se da cuenta que el cajero no le da plata porque no tiene, pero si le cobró las tres operaciones.

¡Eso es un atraco!