Ayer sí y hoy no
28.03.2012 16:19
La gente anda confundida con las contradictorias informaciones sobre la doble calzada BTS que, a su paso por Gachancipá, se han divulgado en los últimos días. Y tiene toda la razón. Y, seguramente, seguirá la confusión porque este asunto no es de ayer, ni de la administración municipal anterior, sino de hace muchos años.
Para empezar, la doble calzada, más conocida como BTS (Briceño – Tunja – Sogamoso), contemplaba en el contrato de concesión inicial No. 377 del 2002 con Solarte y Solarte (S&S), a su paso por este municipio, una variante que iba por abajo de la línea férrea, sobre el costado occidental.
En el año 2005, sin que tengamos claro los motivos, el gobierno nacional y la concesionaria, acordaron otro sí al contrato, definiéndose la BTS paralela a la actual vía, es decir, llevándose el frente del municipio en su nuevo diseño.
¿Por qué en ese momento no se ejerció una oposición y presión social capaces de hacer respetar el contrato inicial? Tampoco tenemos la explicación del momento, pues, nuestras averiguaciones con la gente de ahora y de entonces, no dan para hacer afirmaciones contundentes. A manera de conjetura, se dice que la reforma contractual se acordó “a espaldas del pueblo”…
El asunto se ventiló de tiempo en tiempo en la pasada administración, llegándose a suscribir un acta de nuevo compromiso sobre la variante entre el gobierno nacional y el gobierno municipal, avalada por algunos concejales y el personero de ese momento, que para el caso, viene a ser el actual alcalde de hoy, Nicolás Gómez. Pero, curiosamente, dicha acta no aparece suscrita por ningún representante del consorcio S&S,lo que le resta validez contractual, sin que lo anterior indique que sea este consorcio el que se oponga a la variante, como también se especula con frecuencia.
A finales del año pasado, concretamente el primero de noviembre, el INCO (hoy Agencia Nacional de Infraestructura ANI), le ordenó al concesionario S&S reiniciar el proceso de la doble calzada paralela a la vía actual. El concesionario acató la orden a principios de este año pero, al llegar al frente de la población el Alcalde (junto con el Personero y el Comandante de la Policía), impidió la continuación de las labores pertinentes. El concesionario dio conocimiento de ello a la ANI y la subgerente de Gestión Contractual de este organismo, Silvia Urbina, se despachó con un “jalón de orejas” al alcalde recordándole que su obligación como primera autoridad de Gachancipá era (…) “garantizar las medidas de seguridad que permitan restablecer las condiciones para tal fin”.
Se le abona al alcalde Nicolás Gómez que no se arredró ante la arrogancia centralista y, potenciado por la protesta ciudadana y el músculo político del senador, Milton Rodríguez, se abrió paso hasta el ministro de Transporte, Germán Cardona (reunión que tuvo lugar el lunes 26), consiguiendo del alto funcionario la orden impartida al concesionario de suspender los trabajos en frente del municipio, hasta nueva orden.
¿Cuándo será la nueva orden? ¿Será variante o se mantendrá paralela? De momento, solo preguntas, y en el medio, noticias que van y vienen. Y si causan confusión, pues, no propiamente es culpa del medio que las divulga sino del dinamismo que en el ámbito sociopolítico ha desarrollado esta problemática vía, tanto al paso por Tocancipá como por Gachancipá.
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