Atentado contra el proceso de paz

17.05.2012 06:16

 

… Londoño fue el medio

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Quien con alguna conspicua observación recree las fechas más recientes en que el país se haya aproximado a un proceso serio de paz hallará, sin mucho esfuerzo investigativo, que algo “raro” ha pasado que, ipso facto, hace abortar el proceso.

¿Qué hubiera pasado si Gaviria no bombardea a Casa Verde? ¿Qué si Tiro Fijo se sienta con Pastrana? ¿Por qué tantas y tantas cosas surgen a última hora en este doloroso y largo proceso colombiano que nos devuelve al comienzo, cada vez más difícil?...

¿Y, quién no quiere la paz en Colombia? ¿O, mejor: a quién no le interesa?

Esa sería la pregunta del millón porque, también se ve que, después de cada nueva frustración, la población civil retoma ímpetu alentando el inicio de nuevas exploraciones políticas de paz, o la continuación del proceso que a su turno ha quedado mortalmente herido como el  actual, tras  el atentado al exministro Fernando Londoño Hoyos.

Con perdón si lo siguiente puede de alguna manera minimizar o desconocer la gravedad del atentado al controvertido ministro. No es la intención.

Quien haya seguido con alguna atención la vida pública de Londoño Hoyos no se encontrará propiamente con una pera en dulce. Y su verbo procaz no ha tenido límites en el tiempo. ¿Por qué ahora se le atenta? Lo único nuevo en el escenario de las posibilidades es el proceso de paz que ha cogido vuelo en el Congreso donde se intenta confeccionar una llave sobre medida a Santos para que pueda abrir la puerta.

La principal víctima del atentado no es el exministro. Es más: ni siquiera es el objeto principal. Ese atentado no iba dirigido contra él. Ese atentado iba dirigido contra el proceso de paz y el medio fue él; como ayer fueron otros cuya larga lista podemos comenzar con Gaitán.

Junto al loable despliegue investigativo en procura de hallar a los responsables materiales del atentado, redóblese el esfuerzo por hallar a los responsables intelectuales de que no hayamos podido alcanzar la paz en Colombia después de tanta sangre, sudor y lágrimas… “El que tenga ojos que vea y oídos que oiga”.

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