“Solo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias”: Santos

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Es posible que muchos de nosotros, frente a la obsesión de paz en que se nos han convertido  los diálogos de la Habana, hayamos recortado la óptica política del mundo exterior que se agita más allá de nuestro contorno nacional.

Quizás, en otros momentos, la caída política de Obama en esta última parte de su gobierno que pierde el control del Congreso a manos de los republicanos, nos preocuparía un poco más, al menos a quienes pensamos que los demócratas se parecen más a lo que anhelamos socialmente.

La fuerte dependencia de Colombia de Estados Unidos, hace que su futuro inevitablemente esté atado al manejo de la política internacional, en todo sentido, del Imperio.

¿Alguien podrá imaginarse hacia dónde iría Colombia en la circunstancia de un gobierno presidido por Vargas Lleras, bajo la égida de un gobierno republicano en Estados Unidos?: 1) en lo político, más punta de lanza contra la primavera socialista que se consolida en Suramérica y, 2) en lo económico, el cierre del neoliberalismo hacia cualquier posibilidad de cambio.

Otro ojo que debiéramos echarle es a la evolución política de europea. La circunstancia de que también Francia haya virado indefectiblemente hacia la ultraderecha, significa demasiado hacia el futuro inmediato de un mundo globalizado por las multinacionales e internacionalizado por los medios de comunicación.

¿Alguien podrá imaginarse hacia dónde iría el mundo en la circunstancia de un dominio de ultraderecha en Estados Unidos y Francia, espejo político del Viejo Continente?

Esas son cosas que están pasando en estos momentos allá afuera que, también indefectiblemente, se reflejará en un escenario de posconflicto en Colombia que, para sacar adelante, requiere tanto del respaldo político como económico del mundo que nos circunda.